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Asuntos Sociales busca familiares directos que acojan al bebé cuyos padres se hallaron muertos en Córdoba

La Consejería de Asuntos Sociales trata de localizar a los familiares del bebé de dos meses que quedó huérfano en Córdoba después de que su madre, Elvira Muñoz, fuese asesinada a martillazos, y de que su padre, Antonio Lozano, presunto responsable de la muerte de su mujer, se suicidase ingiriendo una alta dosis de tranquilizantes. Los dos eran toxicómanos y tenían antecedentes por robo.

El consejero de Asuntos Sociales, Isaías Pérez Saldaña, declaró ayer que el propósito de la Junta, una vez localizados los parientes del niño, es llegar a un acuerdo con ellos 'para encontrar una alternativa dentro de la propia familia', según informa Europa Press. Si sus tíos o abuelos no están en circunstancias de acoger al bebé, éste será dado en adopción.

Lozano y Muñoz habían puesto a su hijo bajo la tutela de la Administración andaluza, argumentando que no podían mantenerlo. Entregaron al niño justo un día antes de morir, el 21 de marzo. Desde la Delegación de Asuntos Sociales en Córdoba se hizo saber ayer que el bebé, acogido en un centro de protección de menores, se encuentra perfectamente. Las mismas fuentes negaron que hubiese sufrido maltrato alguno.

La búsqueda de los parientes del niño habrá de realizarse en las localidades de origen de sus padres: Antonio Lozano nació en Barcelona y Elvira Muñoz, en Guadalajara. Hasta el momento nadie ha reclamado el cadáver de Muñoz, que sigue en el tanatorio.

Según recordó Pérez Saldaña, la ley favorece que los menores permanezcan en su propio ambiente, por lo que se procura que sean acogidos por su familia extensa. Pero si no se llegase a establecer un contacto satisfactorio con los abuelos o los tíos del bebé, o si, una vez establecido, Asuntos Sociales determinase que el entorno en que tendría que integrarse el niño no era el más aconsejable, se emprenderían los trámites para encontrarle otra familia.

En Andalucía hay actualmente 4.500 solicitantes a la espera de adoptar un menor.

El bebé de Córdoba podría ser, pues, acogido o adoptado, o ambas cosas sucesivamente. Lo más lógico sería que pasase del centro de protección de menores al seno de una familia que primero le acogiese y luego le adoptase. Se trata de figuras distintas: el acogimiento no es definitivo, ni trae consigo la existencia de vínculos de parentesco entre la familia y el niño. Puede durar unos días y ser meramente transitorio, o prolongarse muchos años, y puede ir acompañado de una compensación económica para la familia que atiende al menor.

La adopción, por el contrario, implica la inserción irrevocable del menor en la familia que así lo ha solicitado, 'con igual consideración, derechos y deberes que los hijos biológicos'. Así, mientras el menor acogido conserva los lazos de unión con su familia de origen -a no ser que haya circunstancias específicas que lo impidan- el niño adoptado pierde todo vínculo con sus parientes.

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