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La izquierda pide la dimisión de Mas por instigar la crisis

Desde que Puig asumió la jefatura de los medios públicos de comunicación, en febrero de 2000 -cuatro meses después de las elecciones autonómicas-, el Gobierno de la Generalitat ha buscado un motivo para apartarle de sus funciones, hastiado de tanta indisciplina por su parte y de la 'excesiva' neutralidad de los informativos de TV-3.

Miquel Puig había reiterado en diversas ocasiones que presentaría su dimisión cuando perdiera la confianza del Ejecutivo catalán. Y eso sucedió el miércoles por la noche, en una reunión con el presidente Jordi Pujol y el conseller en cap, Artur Mas.

'En los últimos tiempos me ha parecido que estaba desapareciendo el consenso en mi entorno, y en las últimas horas esto se ha hecho evidente. En estas circunstancias, creo que mi obligación era presentar la dimisión, como así acabo de hacer', rezaba una nota remitida ayer a los profesionales de la CCRTV.

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El Gobierno de CiU interpretó la destitución de Clavaguera como un pulso político que le echaba Puig. Y no entiende los motivos de este forcejeo cuando las relaciones entre ambos habían recuperado la normalidad tras la aceptación de Joan Oliver como director de TV-3.

El martes, Puig relevó a Clavaguera por oponerse a que la CCRTV asumiera la gestión económica de Catalunya Ràdio. Fuentes de Presidencia subrayaron ayer que Puig obvió todos los procedimientos normales, es decir, someter a aprobación del Consejo de Administración y de la comisión de seguimiento del contrato-programa tanto la destitución de Clavaguera como el nuevo programa de gestión. Suficientes motivos, cree el Gobierno, para retirarle la confianza.

Apoyo del PP

Nadie aventuró que los acontecimientos se precipitaran con tal rapidez. Una maniobra gubernamental se daba por hecha, pero el Ejecutivo catalán corría el peligro de abrir una crisis política de proporciones desconocidas y un nuevo frente de enfrentamiento parlamentario. El Partido Popular les dio la solución. Un alto dirigente de los conservadores llamó a Presidencia: Convergència i Unió podía disponer de los 12 votos del PP en el Parlament ante la destitución de Puig.

Salvado el escollo del Parlament, el Gobierno citó a Puig el miércoles por la noche para informarle de que le había retirado su apoyo. Ayer por la mañana, el director general de la CCRTV comunicó al consejo de dirección, integrado por 13 ejecutivos, su voluntad de dimitir. Sus más inmediatos colaboradores, Carme Ponte y Josep Ferrer Pagès -directora económico-financiera y secretario general, respectivamente- presentaron su dimisión como muestra de apoyo a Puig.

Mas anunció ayer la voluntad del Gobierno de consensuar el nombramiento del máximo responsable de la CCRTV, que será nombrado en el Consell Executiu del 2 de abril. Hasta entonces, Joan Oliver, director de TV-3, será nombrado director interino de la CCRTV en el Consejo de Administración de urgencia convocado para hoy.

Las opiniones de los distintos grupos políticos reflejaron los singulares apoyos con los que ha contado Puig en estos dos años. Los tres partidos de la izquierda (socialistas, Esquerra Republicana e Iniciativa per Catalunya) no dudaron en señalar a Artur Mas como el instigador de la dimisión, a la vez que reclamaron la reinstauración del consenso parlamentario para nombrar a su sustituto.

El primer secretario del Partit dels Socialistes, José Montilla, pidió la dimisión del conseller en cap por una cuestión de 'higiene democrática' ya que supone un 'obstáculo' para la existencia de unos medios públicos de comunicación 'libres de cualquier hipoteca partidista'.

'Las dimisiones en cadena' de Puig y otros dos miembros de su equipo 'son el estallido final de unos episodios de crisis vividos en las últimas semanas, a raíz de las injerencias producidas por Artur Mas en los asuntos de la corporación', manifestó Josep Bargalló, de Esquerra Republicana. Dolors Comas, de Iniciativa per Catalunya, pidió la dimisión en bloque de los miembros del Consejo de Administración de la CCRTV por considerar que el Gobierno de la Generalitat 'ha roto los pactos' de consenso que llevaron al nombramiento de Puig.

Casualmente, CiU consideró 'lógica' la dimisión de Puig al haber perdido la confianza del Gobierno catalán y le culpó de no haber 'consensuado' su modelo de gestión de los medios públicos. Desde el Partido Popular, Ricard Fernández Déu consideró que era una 'crónica anunciada' y lamentó que Puig 'no haya sabido o podido' afrontar cuestiones como la vacante de director de TV-3, la situación de 'descontrol de algunos programas' y el 'enfrentamiento con el director de Catalunya Ràdio'.

El comité de empresa alabó la gestión de Puig al frente de la CCRTV y denunció la ruptura del consenso político que condujo a su nombramiento.

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