Rojo decide no presentarse a la secretaría, pero perfila ya un texto político
El secretario general de los socialistas alaveses, Javier Rojo, se siente un tanto 'decepcionado' por el trabajo de los aparatos del partido en el periodo precongresual, aunque está muy contento por haber logrado un pleno al 15 en la elección de los 46 delegados de Álava.
Hubo un momento en el que el heredero político de Fernando Buesa, asesinado por ETA en febrero de 2000, pudo convertirse en el 'candidato de integración' que tanto anhelaba Ferraz y el presidente de la Gestora, Ramón Jáuregui. Rojo explicó a primeros de enero a los dos sectores enfrentados en el partido, los seguidores de Nicolás Redondo y el grupo surgido en torno al tándem orgánico de vizcaínos y guipuzcoanos, Patxi López y Jesús Eguiguren, que Álava 'iba a ser la clave en el congreso'.
Poco a poco, alentado también desde Ferraz (sede del PSOE en Madrid), Rojo vio crecer a su alrededor la posibilidad de poder convertirse en el 'hombre de consenso' que aglutinase a todos los sectores enfrentados: un hombre al que nunca le ha temblado la mano ni el verbo para lanzar invectivas contra el nacionalismo, pero que ha denunciado con rotundidad las 'injerencias' del PP en el debate interno del socialismo vasco y su 'OPA hostil' al poco de dimitir Nicolás Redondo Terreros. Un hombre conocido y bien considerado en Ferraz, con hilo directo con Zapatero -al que conoce desde que el ahora secretario general del PSOE era un mero parlamentario y con el que ha compartido escapadas de ocio en León- y con un bagaje político nada despreciable.
'El guiño de Zapatero'
'Rojo se llegó a creer esa posibilidad y ha estado dándole vueltas hasta el final, pero no le ha llegado el guiño público que esperaba, por prometido, del propio Zapatero', dice un dirigente socialista. Algo que desde Ferraz se ha descartado porque suponía una injerencia en el propio debate y de difícil explicación en las claves de enfrentamiento interno que han presidido la etapa precongresual y en la antesala de un cónclave marcado por la confrontación y por un debate político en profundidad.
Tal vez por eso Rojo se siente ahora un tanto decepcionado. 'He hecho igual más de lo que debía, pero he hecho lo que tenía que hacer', dice. Con todo se muestra convencido de la necesidad de dar batalla. En el documento que perfila, y que presentará en un acto público antes del congreso del 23 y 24 de marzo, el líder de los socialistas alaveses quiere marcar el camino por el que, a su juicio, debería ir su partido. Un documento construido sobre tres ejes: un proyecto autónomo de izquierdas, un proyecto de país para Euskadi y un proyecto interno de partido claro.
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