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Crónica:EUROLIGA | BALONCESTO
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Madrid coge aire en Estambul

El Madrid sigue vivo, aunque no demasiado. Ayer logró una victoria imprescindible en Estambul que le permite mantener ciertas aspiraciones de seguir en la Euroliga. Pero ocurre que el conjunto de Scariolo, que le echó talento (a ratos) y esfuerzo (siempre) a la tarea, se dejó la inteligencia en el vestuario. Sólo así se explica que a última hora sufriera un calvario frente a un rival, el Efes Pilsen, que hizo una chapuza de partido.

De cómo estar a punto de perder cuando a cinco minutos del final se gana por nueve puntos y, lo que es más sangrante, enfrente hay un equipo que no tiene la más remota idea de lo que hacer. La lección la explicó el Madrid con todo lujo de detalles. El marcador rezaba 52-61 en el minuto 35 y en el Efes, más allá de Kambala, un tipo de esos que encestan por narices, ya que no hay quien le mueva bajo el aro, y Brown, a quien quizá le han prohibido tirar de dos puntos, nadie se atrevía a mirar el aro. Y el que menos, Stombergas, que perpetró un horror.

EFES PILSEN 63| REAL MADRID 67

Efes: Brown (16), Tunceri (6), Stombergas (7), Kambala (23), Okur (5); Yilmaz (2), Onan (2), Vekiloglu (2) y Peker. Real Madrid: Attruia (8), L. Angulo (11), Herreros (17), Iturbe, Tabak (10); Vukcevic (12), A. Angulo (4) y Hernández (5). Árbitros: Sradan (Croacia), Zachara (Rep. Checa) y Fabio (Italia).

Pero ahí estuvo el Madrid para resucitar a un moribundo. Dentro del festival de pérdidas de balón que escenificó el conjunto blanco (un total de 18), en esos momentos rozó el esperpento. Atacaban los turcos, fallaban la canasta y ahí estaban los blancos, ayer de negro, para darles otra oportunidad, a ver si en la próxima tenían más suerte.

La tuvieron, qué remedio, y el marcador enseñó un imposible 62-61 a falta de un minuto. Tan imposible como el portentoso triple que se jugó Lucio Angulo y se fue dentro. Así solventó el Madrid el papelón. Un Madrid al que las lesiones siguen pegando abajo. Ayer actuó sin Djordjevic, Tarlac ni Struelens. Y consiguió sobrevivir por talento -tiene cien veces más que el Efes- y por casta, aunque sus distracciones, que son brutales, pudieron costarle carísimo.

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