En la garganta de la mina
Trece trabajadores cumplen 20 días encerrados en el pozo de Sotiel Coronada
En el interior del pozo de Sotiel Coronada, en Calañas (Huelva), a 450 metros de profundidad, resisten encerrados desde hace 20 días los 13 mineros que representan a todas las empresas del sector en la provincia onubense. Falta el aire, sobra humedad, frío y oscuridad y se añora a los seres más queridos. 'Esto es muy duro para los hombres, pero nosotros estamos aquí, nos apoyamos unos a otros. Si uno recae intentamos darle ánimos Hay que seguir en pie para continuar la lucha. Pero son ellas, nuestras mujeres, las que tienen que afrontar la realidad y nuestra ausencia todos los días', afirmó Vicente González Ribera, un minero que padece de problemas respiratorios crónicos.
Algunos han vivido más de un encierro desde que comenzó la crisis de la minería en la provincia onubense, hace unos 15 años, y saben lo que les espera, lo que se siente cuando llegan los malos ratos, los momentos de desesperación y las noches en vilo. 'Esto es peor que la cárcel. No podemos ver ni el sol. Es como si nos hubieran privado de la libertad', afirmó ayer José Carlos Torres, portavoz de los mineros encerrados.
Ahora ensayan el himno de Andalucía por si tienen que canturrearlo el próximo día 28 de febrero. La moral es lo único que les queda y la unidad de todos los compañeros. José Dolores Ponce, el minero más veterano de todos y el que mejor conoce los rincones de la gruta, afirma que se han establecido unos lazos muy estrechos entre todos los mineros y eso les hace tener fuerzas para afrontar el varapalo que la Administración les da.
José Dolores Ponce ha sabido que es abuelo en el interior de la gruta. La noticia, manifestó, le ha llenado de orgullo, pero añade, cargado de ironía: 'Si la situación sigue así cuando vea a mi nieto estará hecho un grandullón y me habré perdido parte de su infancia'.
Todos tienen la sensación de estar luchando contra un gigante muy poderoso que no despierta. Aseguran que unos hieren al gigante desde el interior de la mina, otros desde el campamento ubicado en la avenida de Andalucía de Huelva y el resto de compañeros, en las calles. 'Pero este gigante es muy poderoso y nunca mira hacia abajo', afirma José Dolores Ponce.
La garganta de la mina de Sotiel Coronada es muy profunda, larga, cóncava y fría, como un largo pasillo de una película de terror que no tiene fin. Sus paredes de piedra son como una primitiva caverna, sin luz, sin vida posible, sólo tierra y piedra, y tras la piedra, ricos metales. Esta garganta lo tiene todo, cobre, plomo y zinc Todavía quedan metales en abundancia, pero es una garganta silenciosa, pálida y frágil que ha olvidado el lenguaje que hablaba, el de los metales. Ahora es una garganta dolorida que clama ayuda porque se muere Cuando habla, su testimonio es desgarrador. Las únicas cuerdas vocales que le quedan en su interior son 13 mineros que resisten porque están tan pegados a ella y a sus paredes de piedra como a sus propias madres y mujeres 'La minería es la cultura de nuestros pueblos. Mi abuelo fue minero, mi padre fue minero y yo no sé ser otra cosa en la vida', afirmó José Carlos Torres, uno de los mineros encerrados desde hace 20 días en el pozo de esta mina a 450 metros de profundidad.
Mientras, unos 400 mineros cortaron ayer, con barricadas formadas por neumáticos ardiendo, el Puente Transfronterizo con Portugal, en la autovía Huelva-Ayamonte, lo que provocó retenciones de vehículos de hasta tres kilómetros. Los mineros han convocado para hoy una manifestación en la capital onubense, que coincide con una reunión prevista en Madrid.
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