'Margallo recupera las 'sesiones golfas'

Hace unas décadas, cuando en los teatros madrileños no existía el día de descanso porque se trabajaba todos los días, incluso algunos con dos funciones, se daba la tradición de ofrecer alguna función golfa, normalmente a las doce de la noche, para que los compañeros de oficio pudieran ver el trabajo de otros colegas de profesión, ya que de lo contrario nunca podrían verse entre sí, pues tenían el mismo horario todos los días. Mañana, lunes, el director y actor Juan Margallo, junto con los actores Petra Martínez y Vicente Cuesta, van a recuperar, de momento por un día, esa vieja tradición en el flamante y remozado teatro Pavón.

Esta compañía, conocida también como Uroc Teatro, estrenó el pasado mes de julio Pareja abierta, popular obra de Darío Fo y Franca Rame, que si bien trataba de cuestiones de actualidad en la década de los setenta ahora ha sido revisada y puesta al día por el reivindicativo premio Nobel italiano.

Esta puesta en escena, innovadora no sólo por las actualizaciones introducidas por Fo, sino también por las que ha incorporado Margallo, tuvo mucho éxito de crítica y público en julio del año pasado, pero fue escasamente vista por actores, programadores e informadores de cuestiones escénicas. Margallo y su gente, que quieren recuperar el montaje para algún teatro madrileño, porque intuyen, no sin razón, que la obra tiene posibilidades de tener más larga vida, han decidido recuperar la tradición delas funciones golfas, pero adecuándolo a los nuevos tiempos.

El teatro Pavón se hace cómplice de esta iniciativa y acoge Pareja abierta este lunes (día libre de las gentes de teatro), para ofrecer una representación a la que ya han confirmado su asistencia afamados compañeros de oficio como Antonio Canales, Gemma Cuervo o Eduardo Noriega.

Margallo, hombre muy popular desde sus inicios en el teatro independiente español, donde fundó míticas compañías como Tábano, El buho, El Gayo Vallecano y Uróc Teatro (con las que puso en pie montajes que han pasado a la historia como Castañuela 70, El retablillo de don Cristóbal, La sangre y la ceniza o Ejercicio para equilibristas), también ha transformado la descacharrante historia de esta obra: 'Nosotros la situamos en un ring, y aunque los personajes son dos, aquí hay un tercero, don Honofre, quien también decide darle otra posibilidad de final a la obra', señala el director, quien ha recuperado en esta pieza personajes que ya aparecían en su montaje Clásyclos: viejos cómicos que están cansados de pasar hambre haciendo teatro. Aquí les vemos montando combates de boxeo por los pueblos, para ver si así les va mejor, aunque sea midiendo sus fuerzas con el Lince de Parla.

En el montaje, un marido progre le propone a su mujer abrir la pareja a nuevas experiencias para acabar con la rutina y buscar nuevas emociones. Pero cuando la mujer encuentra a un catedrático, físico nuclear y compositor de canciones de rock, al marido no le parece tan bien. Durante todo el texto, los autores se ríen de la actitud del hombre en la relación. Incluso el personaje femenino llega un momento que afirma: 'Para que una pareja abierta funcione tiene que abrirse sólo por la parte del marido, porque si se abre también por la parte de la mujer hay corriente'.