El recurso al cierre cuando bajan los pedidos
Lear Corporation es una más. Una empresa global, que emplea a 120.000 trabajadores en el mundo y que, ante la caída de ventas, beneficios o precios resuelve la crisis que se le avecina con el cierre de plantas y el despido masivo de sus empleados. Lear anunció el 1 de febrero una reestructuración mundial para cerrar 21 plantas y eliminar 6.500 empleos. La espantada de Lear es la última de un rosario de casos dentro y fuera de España, con distintos puntos de coincidencia.
Lucent Technologies. El gigante norteamericano de las telecomunicaciones alegó una caída de los pedidos para suprimir, en 2001, 950 empleos de la antigua AT&T de Tres Cantos (Madrid). La petrolera BP compró la fábrica con la intención de mantener parte de la plantilla.
La Seda. La multinacional holandesa Azko, líder en el sector de pinturas, dejó en la estacada a su filial La Seda de Barcelona en 1991, de la que poseía el 57,5% de las acciones. Adujo pérdidas y deudas por 108 millones de euros (casi 18.000 millones de pesetas). La empresa no cerró, pero redujo su tamaño a la mitad.
Marks & Spencer. La multinacional británica anunció en marzo del año pasado el cierre de sus 38 tiendas en Europa continental (3.500 trabajadores), por un descenso de los beneficios. El cierre salpicó a nueve establecimientos en España, aunque no tuvo consecuencias para el empleo porque El Corte Inglés adquirió las tiendas y absorbió a sus 786 trabajadores.
Boliden. La empresa, que explotaba la mina sevillana de Aználcollar, causante del vertido tóxico en el parque de Doñana en 1998, anunció el cierre y el despido de sus 425 empleados en marzo de 2001 tras suspender pagos. Se acordaron indemnizaciones para la plantilla de 24 millones de euros (4.000 millones de pesetas). Queda pendiente la recolocación de los empleados y fijar la edad de prejubilación.
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