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Crónica
Texto informativo con interpretación

Batacazo de Iker Fernández

Los culpables del fracaso de Iker Fernández hace cuatro años en el half pipe (medio tubo) del snowboard fueron los jueces, que le puntuaron muy bajo. Al menos, eso dijo entonces. Ayer, en su segunda cita olímpica, fue su falta de forma física tras haber sufrido una luxación de codo que le afectó a los ligamentos. 'No he llegado a coger el nivel que tenía antes de mi lesión y, una vez más, no ha podido ser', adujo tras quedarse fuera de los doce finalistas. Terminó el 23º, incluso peor que en Nagano 98, donde fue el 19º.

Todo, demasiado lejos de su triunfo en la primera prueba de la Copa del Mundo de esta temporada, en Valle Nevado (Chile), el 7 de septiembre, o del segundo puesto en Tignes (Francia), el 19 de noviembre. En diciembre vino la caída en Laax (Suiza) y, aunque sus técnicos, y él, le creían recuperado, no ha sido así. Le ha venido bien como disculpa. No sabe estar en las grandes ocasiones, como tantas veces le ha sucedido el deporte español, más aún al invernal.

Fernández hizo dos ejercicios: el primero, que seleccionaba a los seis mejores, y el segundo, una repesca en la que se partía de 0 y en la que podía haber arreglado su discreto primer recorrido, como hizo, por ejemplo, Ross Powers, bronce en Nagano y vencedor ayer al frente de un podio completamente estadounidense. Pero el campeón olímpico vigente, el suizo Gian Simmen, también quedó eliminado, al ser el undécimo de la repesca (17º al final). Eso confirma que en el snowboard no es fácil mantener el nivel en todas las pruebas, algo parecido a lo que sucede en el golf. Pero lo de Fernández ya es recurrente en los momentos históricos, aquéllos en los que se miran los campeones. 'Empecé muy bien la temporada, pero luego he estado mes y medio parado', comentó.

Mera comparsa

El esquiador de San Sebastián no se arriesgó ayer como los mejores porque tampoco podía hacerlo, por lo visto. Aunque sus dos ejercicios fueron completos en todos los aspectos -altura, rotaciones y piruetas o aéreos-, en ninguno fue espectacular y potente. Era su techo. El ejemplo de que su futuro iba a ser de comparsa lo dio el estadounidense Tommy Czeschin, que bajó detrás. En algunas facetas casi le dobló: 7 por 4,9 puntos en altura; 8,4 por 6 en rotaciones, 8,5 por 6,3 en piruetas y 8,9 y 8 por 6,5 y 6,8, en las impresiones generales. En esa primera manga ya acabó el 17º, en la mitad de los 33 que terminaron. Después lo hizo un poco mejor, pero bajó más.

'No, no tenía presión. Me la fui quitando poco a poco', explicó Fernández, que, para acabar así, había tenido a su disposición hasta a un psicólogo. Sin duda, en lo mejor que le ha preparado es en la forma tan desahogada como se tomó su batacazo: 'Bueno, era importante, pero tampoco lo es todo. Si no ha podido ser, no ha podido ser. No se acaba el mundo. Desde luego que no'. Y se fue con su padre y su madre, que también hace snowboard. Ambos presenciaron su nuevo fracaso, pero orgullosos. Al menos, su hijo fue el abanderado español en la apertura.

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