_
_
_
_
Crónica:BALONMANO | CAMPEONATO DE EUROPA
Crónica
Texto informativo con interpretación

España ofrece su mejor cara ante Francia

Para pasar, la selección necesita vencer hoy a Yugoslavia y que Islandia no gane a Alemania

España ofreció su mejor cara justo cuando más lo necesitaba. El Europeo de balonmano estaba en el alero. Una derrota habría dejado completamente descabalgado al grupo español. Y entonces, cuando casi nadie lo esperaba, surgió como una exhalación la selección de César Argilés, para dejar clara constancia de una calidad individual que hasta ayer había pasado desapercibida.

La explosión se produjo frente a Francia, actual campeón mundial y el equipo al que, junto a Suecia, todo el mundo daba como candidato al título. No fue realmente un estallido de estrategia de grupo, y ni siquiera se produjo en un gran partido. Pero el principal mérito de España fue no cometer errores y mantener la calma cuando esos dos aspectos le resultaban cruciales.

ESPAÑA 27| FRANCIA 24

España: Hombrados (Barrufet); Urdiales (5), Prieto (3), Entrerríos (2), O'Callaghan (4), Ortega (4), Lozano; Garralda (2), Hernández (2), Pérez (1), Romero (1), Guijosa (2 de penalti) y Colón (1). Francia: Gaudin (Martini); Dinart, Cazal (1), Burdet, G. Gille (1), B. Gille (3), Girault (7, 3 de p.); Fernández (5), Kempe, Narcisse (3), Richardson (1), Abati (3), Plantin. Marcador cada cinco minutos: 2-2, 4-4, 6-6, 8-8, 10-9, 13-11. 17-12, 19-15, 22-16, 23-19, 24-21 y 27-24. Unos 4.000 espectadores en Vasteras.

Más información
España se estrella en la muralla alemana

Los titubeos iniciales no aportaron nada especial. Ambos conjuntos se mostraban tensos ante la responsabilidad que les estaba cayendo encima. Sin embargo, Francia ya pudo comprobar que esta vez superar la defensa española y su portería -excelentes Hombrados y Barrufet- no iba a resultarle sencillo. Argilés optó por situar a sus torres en el centro de la defensa para cubrir bien el pivote y los extremos. Y acertó de lleno, puesto que la primera línea francesa no es ahora más que una sombra de lo que fue. Los malabarismos de Richarson son excelentes adornos para un deporte de por sí duro incluso para los espectadores. Pero aportan poco. Y a su lado, Cazal parece un fantasma a la deriva. Sólo el brazo de Fernández se levanta con potencia. Y eso no basta.

Al menos, no bastó frente a un grupo que alterna experiencia, calidad, juventud, inexperiencia y, sobre todo, pasión. Porque eso fue lo que ayer España situó sobre la pista. Y la clave llegó cuando, consolidada ya la defensa, varios errores de Francia permitieron colocar una distancia de cinco goles en el marcador (16-11) en los inicios de la segunda parte. España no tuvo esta vez los cinco minutos de tontería que tantos disgustos han costado. Y, en cambio, fue capaz de mantener un excelente nivel de efectividad en el ataque, redondeando las jugadas por los extremos, incorporando el doble pívote o buscando la velocidad en la primera línea para acabar entrando a los seis metros.

No hubo grandes jugadas de coordinación en ataque, aunque mejoró el movimiento del balón. Pero tampoco hizo falta, porque mediada la segunda parte, Francia ya había perdido su identidad. Era sólo un equipo sin rumbo, que apostó su suerte a la siempre peligrosa defensa al hombre para romper a España.

Esta vez les salió mal. España se mantuvo firme y eso le permite seguir aspirando a las semifinales. Para ello debe ganar a Yugoslavia y esperar a que Alemania gane o empate con Islandia. Un empate obligaría a superar por más de siete goles a Yugoslavia. Si Islandia vence, la medalla se esfuma.

O'Callaghan, presionado por la defensa francesa.
O'Callaghan, presionado por la defensa francesa.AP

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_