Construyendo
Todo equipo que se precie debe sustentarse sobre una columna vertebral. Si de baloncesto hablamos, la ideal se compone de base-alero-pívot, pues de esta forma las tres posiciones básicas están cubiertas.
La época dorada de los años 80 se desarrolló sobre las espaldas de Corbalán, Epi y Fernando Martín y la larga travesía del desierto de los 90 no terminó hasta que apareció otra tripleta sobre la que construir un conjunto competitivo: Gasol, Navarro y Raúl López (el orden base-alero-pívot está invertido en honor a los méritos contraídos hasta el momento).
Una vez que se cuenta con una estructura de garantías, como ya se demostró el año pasado en Turquía, el reto del equipo nacional es encontrar los acompañantes idóneos para completar y en algunas ocasiones poder sustituir al trío básico. Éste es el punto de mayor interés de partidos como el del sábado, en Grecia, por encima de asuntos clasificatorios que no dan ni para un minuto de charla, pues España estará en el Campeonato de Europa de Suecia 2003 con toda seguridad.
Empezando por las cercanías del aro, uno que crece y otro que no acaba de encajar. La mejora de Garbajosa como jugador resulta tangible, luego también puede haber vida fuera de España. Su confianza en el tiro ha aumentado exponencialmente y esta mayor presencia ofensiva no ha mermado la intensa actividad defensiva que debe desarrollar para compensar unos cuantos centímetros de menos. Sigue subiendo en el escalafón.
De la misma manera que Kornegay (ya ocurrió en el pasado Europeo) no acaba de responder a las expectativas. Sin poner en duda su esfuerzo reboteador (de discutible efectividad por otra parte), en el ataque juega en demasía a la lotería con sus lanzamientos y la consistencia que debería aportar se diluye en sus numerosos errores. Felipe Reyes está obligado a demostrar a Javier Imbroda que es una opción mejor.
En la zona de francotiradores hay que saludar el debú de Mumbrú. En su primer partido, estuvo a la altura y demostró que encaja perfectamente con las cualidades que adornan a la generación de Gasol, como el descaro, la valentía o la decisión para hacer las cosas sin ningún temor. Sin duda, tiene buena pinta, como la que sigue manteniendo Nacho Rodríguez, indispensable todavía, pues no hay nadie que combine aptitud y actitud de una forma tan conveniente para el puesto que ocupa como él.
En definitiva, que el camino de construcción del equipo que juegue en Minneapolis el Mundial de este verano continúa. Ya solo falta buscar un nuevo Herreros; que Dueñas, finalmente, no vuelva a quedarse en casa; encontrar el acompañante de Rodríguez si no se recupera Raúl; que los jóvenes sigan madurando; que sus entrenadores les den minutos...
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