Un aeropuerto convertido en infierno para inmigrantes

Medio millar de inmigrantes, norteafricanos y subsaharianos, viven desde hace semanas en el infierno. Hacinados en la antigua terminal del aeropuerto de Fuerteventura, en medio de un hedor insoportable, sin luz natural, agua caliente o ventilación, los inmigrantes duermen en literas o en colchonetas tiradas en el suelo. Se alimentan del servicio de catering de los aviones y sólo disponen de seis retretes, algunos inundados. La terminal carece de los servicios mínimos de un centro de acogida. Las autoridades están desbordadas por una situación límite que ha llevado a algunos de los médicos que atienden a los inmigrantes a denunciar el riesgo de un brote epidémico. Los sanitarios han amenazado con dejar de prestar asistencia si no se pone fin al hacinamiento.