Nueva decepción

La penuria continúa. Los Campeonatos de Europa de natación de Amberes en piscina corta (25 metros) volvieron a ser una decepción para España. Ni siquiera se puede contar ya para las medallas con Nina Jivaneveskáia, la nadadora de origen ruso que salvó los últimos muebles. Ninguna lograda en 2001 frente a las seis de 2000: dos de plata de Nina, precisamente, en 50 y 200 espalda, más una de bronce en 100, pero también dos del retirado Frederik Hvid, en 1.500 libres y 400 estilos, y otra de bronce de Jorge Luis Ulibarri en 50 mariposa. Éste, para la comparación, fue octavo y último en la final de ayer. Nina, admitiendo que no está en forma para disputar las medallas, no nadó la de 200 espalda, para la que se había clasificado con el último tiempo. Su gruesa decepción fue ya el viernes al ser sólo sexta en los 100. El sábado renunció incluso a nadar los 50. El sistema de entrenamiento controlado que se decidió tras Sydney, donde Nina obtuvo un bronce, sigue sin funcionar.

Y con el resto, lo mismo. Apenas tres finalistas más. Sextos María Peláez y Jordi Pau en 200 mariposa y séptimo Jorge Sánchez en 200 espalda. Quince españoles en la discreción. Y el waterpolo esta vez no podía justificar nada. No había. El único éxito español fue la designación de Madrid como sede de los Europeos absolutos de piscina olímpica de 50 metros en 2004. Un arma de doble filo con el antecedente de los Mundiales de Barcelona 2003. Si no hay mejoría de nada, servirán las previsibles buenas organizaciones, porque el fracaso deportivo lo ensuciará todo.

En la cumbre, lejos de España, otros sí mejoran. Y batieron récords. Lograron medallas 18 países y Ucrania fue la gran sorpresa, con ocho, cuatro de oro, por encima incluso de Holanda (8 y 3), tras los grandes, Alemania (21 y 8) y Suecia (17 y 7).