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Entrevista:BORJA COBEAGA | Realizador de 'cortos'

'En el cortometraje ir de víctima ha funcionado muy bien'

Borja Cobeaga (San Sebastián, 1977) es un recién licenciado en Comunicación Audiovisual en la Universidad del País Vasco. Prefiere dirigir a escribir guiones y reconoce que el de 'La primera vez' es el mejor de 'los muchísimos' que ha creado en su corta experiencia.

Siendo un niño, a Borja Cobeaga su madre le hacía escuchar una cinta con los diálogos de la película Bienvenido, Mr. Marshall, y él iba imaginando las escenas. Jugar a ser director de cine le empujó a sentarse a escribir guiones y a pelear con una cámara para contar una historia. Con el cortometraje de su debú en el cine, La primera vez -una comedia protagonizada por Mariví Bilbao y Aitor Beltrán que narra la experiencia de una mujer mayor que contrata los servicios de un gigoló-, Cobeaga ha logrado el Premio del jurado joven en el Festival de Gijón y Premio al mejor guión, que otorgó al Sociedad General de Autores y la Asociación de Guionistas de Euskal Herria en Zinebi. 'Quizá sea demasiado llamarlo película; es un cortometraje, y de eso hay a patadas', dice, dispuesto a ganarse el apoyo del público con un cine 'sencillo y cómico'.

Pregunta. ¿No es paradójico que una película que no pasa la criba de selección para competir sea premiada por su guión en el mismo certamen?

Respuesta. Me pareció surrealista. No les gustó, y ya está. La paradoja es que luego se premió el guión. ¿Qué pasa, que consideran que el guión no es lo importante en una película?

P. ¿Y usted, qué importancia le da al guión?

R. El trabajo de dirección determina si una película funciona o no funciona, pero la base que necesita es un guión de hierro.

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P. El jurado de Zinebi criticó la calidad de las películas vascas.

R. No comparto esa opinión, creo que lo que se ha visto es de lo mejor de los últimos años.

P. ¿De qué cine ha bebido?

R. Lo que me gusta no tiene nada que ver con lo que después hago. Mis películas favoritas son Cantando bajo la lluvia y Río Bravo. Fíjate qué diferencia hay entre las dos. Quizá Mi querida señorita o El turista accidental sí tengan algo en común con La primera vez, pero en realidad no hay una relación directa entre las películas que me gustan y lo que yo hago. Y estoy contento de que sea así, porque lo más horrible es hacer cine de cinéfilo, lleno de referencias y guiños, todo muy intelectualizado. Prefiero hacer películas sobre lo que veo en la vida y lo que me pasa, que sobre lo que veo en el cine.

P. ¿Qué hace de una buena idea un buen guión?

R. Tiene que ser interesante en todo momento. Hay que ir a más continuamente.

P. ¿Y de ese guión, una buena película?

R. Un director que comprenda el guión y sea capaz de trasladarlo a imágenes.

P. ¿El corto es el vivero de los cineastas?

R. Es formativo, una escuela en la que entras en contacto con el mundo del cine, y también una tarjeta de presentación. Si un corto tiene éxito y difusión, es más fácil que te hagan caso. Todos los cortometrajistas aspiramos a ganarnos la vida con el cine, y la única manera de conseguirlo es hacer largometrajes. Mientras mi corto se está moviendo por los festivales, voy con un guión bajo el brazo, para aprovechar la mínima oportunidad.

P. ¿Qué sabe tras estrenar su primer corto que no había aprendido antes?

R. Que hacer cine es muy divertido. Haciendo vídeo yo era otra persona, lo había pasado fatal. En el cine me sorprendió la infraestructura, la cantidad de gente que se implica gratis en una película.

P. ¿Gratis?

R. La gente no cobra, porque le interesa trabajar, practicar.Aunque suene arrogante, ya me gustaría hacer un largometraje para cobrar yo y para que la gente que me ha ayudado en el corto, pueda cobrar, incluidos los actores, que están fantásticos.

P. En el vídeo parece que la tecnología facilita y abarata el proceso.

R. Rodar en celuloide tiene un encanto especial. Cuando empiezas a rodar, notas una vibración en el monitor; yo siento un escalofrío. Prefiero hacer cine, pero no creo que hay barreras entre un soporte y otro; cuando intentaba trabajar con vídeo quería hacer lo mismo. No me salía, claro, porque no tenía ni apoyo ni presupuesto. El vídeo es más cutre. Mi productora se llamaba Juan Palomo. Era yo me lo guiso y yo me como; lo pasaba tan mal que no estaba seguro de que quería hacer cine.

P. Los cortometrajistas se siguen quejando de las dificultades de dar salida comercial a sus trabajos. ¿Tienen razón?

R. Es una buena promoción. El corto está en una situación muy buena con respecto a hace unos años, porque se ha llorado mucho en todo ese tiempo. Ir de víctima ha funcionado muy bien, y yo de eso me alegro mucho. Se han conseguido subvenciones y se han creado muchos festivales. Para La primera vez el Ministerio de Cultura me dio un millón de pesetas y el Gobierno vasco, dos millones más. Lo tenemos más fácil que otros. Los jóvenes poetas sí que lo tienen mal: no publican, no venden, nadie les lee.

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