Anfield chequea de nuevo al Barça
Los azulgrana buscan un triunfo impactante ante su verdugo en la Copa de la UEFA
'This is Anfield'. No por vista la puerta de entrada del campo del Liverpool deja de ser menos seductora y, al tiempo, intimidatoria, por no decir referente de los nuevos tiempos que corren por el fútbol europeo. Vuelve el Barcelona a un escenario ya conocido, a enfrentarse a un rival ya medido, a cotejar una nueva alineación ante un equipo hecho y derecho. Medio año después de que los reds firmaran el finiquito de Llorenç Serra Ferrer, el Barça se presenta otra vez con nuevas credenciales en Anfield para que el Liverpool le dé hoy (20.45, TVE-1) la bendición o lo mande al campo de entrenamiento.
Aparece un nuevo Barcelona que poco tiene que ver con el de entonces. Carles Rexach ha pintado un equipo más convencional y regular, todavía sedentario, que se defiende mejor que ataca y que busca un resultado de impacto para ganarse la credibilidad de los escépticos, mayoría de momento.
'Yo aguardo a un Barça mejor que el de abril', dice Phil Thompson, el entrenador del Liverpool; 'mantiene a futbolistas determinantes, como Rivaldo, y ha ganado solidez en la contención, sobre todo con Andersson'. 'Será un placer jugar contra los azulgrana', prosigue; 'puede que tengan muchos alicientes para ganarnos. A mí, sin embargo, me gusta combatir con equipos fuertes porque no tenemos miedo a nadie. Va a ser una noche especial. Para disfrutar. Empieza el fútbol en serio'.
Thompson, sustituto del convaleciente Gerard Houllier, es una de las pocas novedades del Liverpool respecto al que se proclamó campeón de la Copa de la UEFA tras batir al Barça y, en la final, al Alavés. Los reds son ahora un equipo mejorado. No sólo por los cuatro títulos más que han sumado al que tenían cuando la visita azulgrana, sino porque se han reforzado con un lateral excelente, el noruego Riise, y han blindado la portería con el internacional polaco Dudek. 'Nuestro éxito siempre pasa por no cometer fallos', advierte Hyypia; 'trabajamos para que el margen de error sea mínimo'.
'Habrá que jugar con la cabeza fría', responde Reiziger, principal candidato a sustituir al sancionado Puyol. 'Hay que tener un buen control emocional y del juego', subraya recordando el manotazo de Kluivert que supuso la derrota en la última visita a Anfield. 'No es fácil jugarles', corrobora De Boer, que hoy cumplirá su 100º partido europeo; 'hay que atacarles, porque así lo demanda nuestro juego, aunque con criterio, porque son un rival muy equilibrado'.
Equipo directo y vertical, muy trabajado tácticamente y especialmente físico, el Liverpool ha reforzado su autoestima con el liderato en la Premier League alcanzado después de una racha de siete partidos sin perder, los que lleva Thompson en el banquillo. Los goles de Owen; las jugadas de estrategia, muy renovadas desde la llegada de Riise; los directos de Gerrard, y una defensa impecable le sirven para gobernar el campeonato frente a rivales más profundos.
Tumbar al Liverpool supone hoy un gesto de grandeza, justamente lo que persigue el Barcelona. Un golpe de efecto, al decir de Rexach, consciente de que el equipo podrá jugar sin el apremio de la clasificación. El técnico recuperará presumiblemente las formas de la Liga de Campeones y prescindirá de Saviola para dar entrada a un medio que igual puede ser Gabri que Rochemback. Una alineación parecida a la que dispuso en Lyón y que supuso la victoria a cambio de 20 córners sobre Bonano. Charly aspira a que el cuadro mantenga la tensión defensiva y mejore el último pase para así romper al rival y aumentar las ocasiones de gol.
La recompensa que ofrece Anfield bien merece un esfuerzo. No sólo se trata de doblegar al Liverpool, el equipo más laureado del último año, sino también de ganar por vez primera en lo que va de curso a uno de los grandes, después de las derrotas de Riazor y Chamartín, y sumar también el tercer triunfo en campo inglés tras las gestas ante el Wolverhampton (1960) y el Arsenal (1994). Perder en Liverpool es normal; ganar, una heroicidad. 'This is Anfield'. O así, al menos, le conviene verlo al Barça para convencerse de que, por fin, nace otro gran equipo.
Liverpool: Dudek; Garragher, Hyypia, Henchoz, Riise; Murphy, Gerrard, McAllister, Berger o Smicer; Heskey y Owen.
Barcelona: Bonano; Reiziger, De Boer, Andersson, Coco; Gabri, Xavi, Cocu; Kluivert; Luis Enrique y Rivaldo.
Árbitro: Helmut Krug, de Alemania.
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