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Reportaje:PERSONAJES

¿Un nuevo Jack el Destripador?

Un libro sobre el crimen organizado revela que el boxeador Freddie Mills asesinó a ocho prostitutas en los 50

El héroe británico del ring Freddie Mills se llevó a la tumba algo más que el título de campeón mundial del peso ligero que cosechó en 1948. En un libro sobre el crimen organizado en Londres, cuya publicación no se espera hasta el año próximo, se identifica al célebre boxeador como un asesino en serie. El autor, el gángster reformado Jimmy Tippet, cree haber resuelto con sus investigaciones un misterio de la reciente historia criminal inglesa que guarda cierto paralelismo con el caso de Jack el Destripador.

El Destripador limpió el este de Londres de un reguero de prostitutas en una serie continuada de crímenes nunca resueltos. La identidad de Jack es objeto permanente de debate y discusión desde 1888. Un siglo después, entre 1959 y 1965, se descubrieron los cuerpos desnudos de ocho mujeres en el río Támesis y sus alrededores. Las ocho mujeres eran jóvenes prostitutas. Sufrieron una muerte salvaje, estranguladas en el curso del acto sexual. El asesino nunca ha sido identificado y el caso sigue abierto.

Tippet recupera el hilo de la investigación e identifica a Mills como autor de los asesinatos en serie, según publicó ayer el dominical The Observer en una información de su especialista en crímenes, Tony Thompson. El autor basa sus sospechas en la personalidad del presunto asesino en serie y en conversaciones con tres generaciones de criminales y boxeadores. Entre ellos, su propio padre, también llamado Jimmy, quien peleó por el título del peso ligero y participó en muchas disputas organizadas por Mills en su capacidad como promotor de boxeo.

El punto de arranque es la muerte de Mills, en julio de 1965, en extrañas circunstancias. El boxeador, para entonces ya retirado del ring y propietario de un bar-club, apareció muerto en su coche en una calle del Soho londinense. Había recibido un tiro en la cabeza y tenía un rifle de poco calibre entre sus piernas. La policía archivó el incidente como suicidio, aunque su familia siempre lo trató de asesinato.

Tippet coincide con los agentes de la ley en considerar que Mills se quitó voluntariamente la vida y atribuye las causas a los cadáveres que turbaron la tranquilidad del Támesis. 'Freddie temía que la policía estaba atando los cabos que le identificaban como autor de los asesinatos y decidió suicidarse antes de someterse a un juicio. Aparentemente sufría de mareos y depresión', cuenta al dominical.

La muerte del ex campeón desencadenó una tormenta de especulaciones. Unos tacharon a Mills, casado y con hijos, de bixesual, al que la policía había detenido en unos baños públicos y debía pasar por los juzgados de la capital acusado de actos de indecencia. Otros defendieron su suicidio como una reacción desesperada a la desaparición de su amigo cercano, el cantante Michael Holliday. Presuntamente conectado con el gángster Ronnie Kray y, según las habladurías, amante del boxeador, el artista se había suicidado poco antes. Otra tercera teoría que recoge el periodista de The Observer habla de asesinato a mano de las mafias asiáticas del Soho. Querrían eliminar a Mills para hacerse con su local del barrio chino londinense.

'En esos días', comenta el reformado gángster a Thompson, 'los miembros de la comunidad de boxeadores formaban un círculo similar al de los masones. Gente muy próxima a Mills, incluido mi padre, todavía no quieren hablar de lo que se decía en esos días, y los que saben realmente qué pasó se niegan a dejarse identificar en público'. Y con la certeza del que cree que ha llegado al fondo de la verdad, concluye: 'Cuando la policía abra finalmente los archivos del caso, la historia completa saldrá a la luz'.

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