Lopera no dimite como presidente del Betis el día que prometió hacerlo

'Estoy en un callejón sin salida y condenado a cadena perpetua'. Así zanjó ayer Manuel Ruiz de Lopera, presidente y dueño del Real Betis, las dudas sobre su continuidad al frente del club. En una junta de accionistas que ayer terminó convertida en baño de multitudes, Lopera se desmintió a sí mismo. El dirigente bético había anunciado el 17 de junio de este mismo año, en el césped del estadio de La Victoria, en Jaén, tras el partido en el que su equipo había logrado el retorno a Primera División, que 'no podía más' y que al principio de esta temporada convocaría una asamblea de socios en la que dejaría la presidencia del club.

Esa cita se celebró anoche. Y en ella, Lopera dio marcha atrás. De vuelta a la máxima categoría, con el equipo en el tercer puesto de la clasificación, y presentando un balance de la pasada temporada con un superávit de 605 millones de pesetas, el presidente del Betis se dejó querer por las aclamaciones de sus aficionados y aseguró que 'no es el momento' de abandonar el club. Su principal argumento fue su beticismo, que para él está 'antes que el dinero, que el descanso, que el orgullo o que la intimidad'.

De lo prometido en Jaén, no quiso acordarse más que como de un 'mal trance'.