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Crónica:FERIA DE JAÉN | LA LIDIA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Cogida muy grave de Juan Mora

Juan Mora fue cogido por el primer toro de la tarde, casi al comienzo de la faena, cuando intentaba rematar con el pase de pecho una serie de naturales. El astado se acostó por el pitón derecho e hizo presa en el muslo del torero, campaneándolo y haciéndolo girar sobre el mismo.

La sangre, que manaba abundantemente de la cornada, denunció la importancia de la misma, que se confirmó en la enfermería, donde el doctor Felipe Passolas emitió el siguiente parte facultativo: 'Juan Mora presenta herida por asta de toro en el tercio proximal de la cara interna del muslo derecho, que afecta a musculatura del vasto interno con trayectoria posterior ascendente de unos 12 centímetros e intensa hemorragia venosa con sección de la vena femoral, respetando la arteria del mismo nombre. Tras hemostasia y liberación de la vena femoral en sus dos cabos, se supera el cuadro de shock y se traslada al herido al Hospital General de Especialidades para continuar la intervención. Pronóstico: muy grave. Durante esta primera parte de la intervención al herido se le trasfundieron cinco unidades de sangre'.

Barral / Mora, Caballero, Abellán

Un toro de Joaquín Barral, chico, flojo y cornalón. No se lidió ningún otro astado por suspensión del festejo. Juan Mora: cogido en el 1º, pasó a la enfermería. Manuel Caballero: dos pinchazos, estocada, dos descabellos (silencio). Miguel Abellán: no llegó a lidiar ninguno. Plaza de Jaén, 19 de octubre. 6ª corrida de abono. Un cuarto de entrada.

Tal vez la corrida no debía haberse celebrado, puesto que los trabajos para acondicionar el ruedo se concluyeron una hora y cuarto después de la hora fijada para el comienzo, con el resultado de cambiar el lodo por barro. Cierto es que el espectáculo se televisaba en directo y que la buena voluntad de unos para que no se perdiera la ocasión y la voluntad de algún otro para que no se perdiera el dinero del ente público, compusieron un cuadro en el que generosidad y miseria se dieron la mano.

Al empezar el paseo comenzó a llover y, cuando surgió la cornada, tampoco pudo achacársele al estado del ruedo. La corrida se suspendió y quedó un halo de fatalidad.

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