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Crónica:FERIA DE JAÉN | LA LIDIA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Dos grandes triunfos

La fatalidad redujo la alternativa del mexicano Alejandro Amaya a la categoría de dato estadístico ya que, al comenzar la faena e intentar el natural, el toro, incierto, lo prendió; pudo continuar la lidia una vez que El Juli le habilitó un torniquete y, así, abrevió dignamente.

La tarde quedó casi como la temporada, entre Ponce y El Juli. Enrique Ponce es un magnífico arquitecto que basa su labor en una sólida cimentación que, sin embargo, es la parte que ni se admira ni se ve. En el segundo, echó los cimientos a base de convertir una arrancada dispersa en fija, haciendo de su muleta el único objeto del deseo del toro; culminó la obra con cuatro naturales de frente, un molinete invertido y dos de pecho colosales, todo ello en el platillo.

Jandilla / Ponce, Juli, Amaya

Toros de Jandilla, desiguales de presentación, despuntados y manejables. Enrique Ponce: media desprendida (dos orejas); estocada desprendida (dos orejas y rabo); pinchazo, media trasera (ovación). El Juli: pinchazo, descabello (oreja); estocada desprendida (dos orejas y rabo). Alejandro Amaya, que tomó la alternativa: estocada baja (oreja). Pasó a la enfermería, donde fue atendido de una herida leve de siete centímetros en el gemelo derecho. Plaza de Jaén, 18 de octubre. 5ª corrida de abono. Más de tres cuartos de entrada.

En el cuarto volvió a centrar al toro en la muleta desde el principio, cargando la suerte y, esta vez, echó el resto en una serie de derechazos de frente, perfectamente abrochados y rematados por bajo. En el sexto, que despachó en sustitución de Alejandro Amaya, se encontró con un toro áspero y tobillero, defectos que lo fueron menos en su muleta.

El Juli reúne todo un impresionante elenco de virtudes taurinas: valor, voluntad, amor propio, gallardía, entrega y compañerismo; sin embargo, a la hora de coger la muleta, se lo lleva a los medios donde, a paso de carga y sin sosiego, se atropella en series que no dicen nada. Lo mejor fueron un par de tandas de naturales instrumentadas en el quinto y acompañadas, igual que en el tercero de toda una pirotecnia de alardes y confetis. Banderilleó con ligereza al tercero y ganó la cara del quinto con facultades, espectacularmente, para clavar algo pasado. También hubo largas cambiadas, lopecinas de pie y de rodillas y aceptables verónicas.

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