Rusia y Ucrania, con Grischuk y Ponomáriov, prometen un duelo atractivo

Es un torneo devaluado por las ausencias y la mala planificación, pero no carece de interés. Por ejemplo, la presencia de los dos primeros en la lista sub-20, el ruso Alexánder Grischuk y el ucranio Ruslan Ponomáriov en los equipos teóricamente más fuertes. Diez países disputan desde hoy el Mundial por naciones en Yereván (Armenia).

Una competición que se disputa cada cuatro años no debería celebrarse tres semanas antes que el Campeonato de Europa, previsto del 5 al 15 en León. Además, la elección de los participantes es manifiestamente mejorable: Rusia, Alemania, Ucrania (los tres primeros de la última Olimpiada de ajedrez), Hungría, Uzbekistán y Cuba (clasificados en los campeonatos continentales) y Armenia (país organizador) tienen un alto nivel. Pero la presencia de dos de los tres invitados, Irán y Macedonia, es difícil de justificar, salvo por compensaciones políticas; la nómina se completa con la selección de África; cada equipo dispone de cuatro titulares y dos suplentes.

La extinta URSS triunfó cómodamente en las dos primeras ediciones, 1985 y 1989, EEUU dio la sorpresa en la tercera (1993) y Rusia ganó la cuarta (1997) con escándalo: varios jugadores estadounidenses acusaron a la selección georgiana femenina, invitada entonces, de dejarse ganar por 4-0 en la última ronda, lo que permitió el triunfo ruso por medio punto.

La esperada carrera entre Rusia (Svídler, Dréiev, Grischuk y Rublevski como alineación de gala) y Ucrania (Ivanchuk, Ponomáriov, Baklan y Eingorn) puede verse alterada por Armenia (Akopián, Vaganián, Lputián y Asrián), Alemania (Dáutov, Graf, Yusúpov y Luther) y Cuba (Domínguez, Vera, Arencibia y Nogueiras). Hungría cuenta con Leko, pero faltan Judit Polgar y Almasi.