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LUCHA CONTRA EL TERRORISMO

EL OJO QUE TODO LO VE

La silueta del Keyhole surca el cielo de Afganistán. Estados Unidos lanzó el viernes el tercero de la última generación de satélites espía KH-11, una operación que ha costado 1.300 millones de dólares (233.000 millones de pesetas). El ingenio de 11 toneladas vuela a una altura de 320 kilómetros. Un espejo de 2,3 metros de diámetro y un avanzado software de reconocimiento proporcionan imágenes con una resolución de 20 centímetros, que almacena digitalmente y transmite a su paso por las estaciones de Groenlandia y el Pacífico, y luego a la central de Washington mediante satélites comerciales. Como en Kosovo, el aparato permite controlar el movimiento de vehículos, artillería y pequeños grupos humanos.

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