_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Rato

El señor Rato está enfadado. Desde mi perspicacia de peatón de la historia lo deduzco de dos hechos objetivos: a) se niega a darle la mano a Luis Ramallo durante un traspaso de funciones; b) se sube por las paredes en el Congreso y acusa a los socialistas de haber chantajeado al PP en el transcurso del tráfico de miembros del Poder Judicial. Ante el acoso y derribo político emprendido contra su persona, Rato ha reaccionado de manera bien diferente a la de Piqué. El supuesto ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno de Aznar, con Ercrós en los talones, adoptó una sabia actitud de incomprendido ángel de la guardia de la lógica interna del neocapitalismo español, y ahí está codeándose con la crema del poder mundial.

Educada por las tensiones dialécticas de su juventud, no sólo Piqué, sino toda el ala leninista del Gobierno de Aznar demuestra una gran destreza cuando se ve acosada por los hechos. Celia Villalobos se buscó una coartada populista y no han podido con ella ni los ganaderos locos ni los productores de aceite de orujo; y a la excelentísima señora ministra de Cultura le han caído encima todos los claustros universitarios de España, pero ella aplica el principio leninista de que los hechos son más tozudos que las ideas y del análisis concreto de la situación concreta, tal como le enseñara Jordi Solé Tura en sus tiempos de muchacha universitaria militante en Bandera Roja.

Rato viene de la derecha tradicional, y, si ese sector zoohistórico no estuvo preparado ni para un frente popular de centro-izquierda en 1936, setenta años después se pone de los nervios si sus errores salen por televisión. Claro que Cabanillas ha declarado que el Gobierno respalda a Rato, pero los que estudiamos el curioso sistema de señales de Cabanillas Jr. llegamos a la conclusión de que no mantenía ese tono de voz con el que hasta ahora ha declarado inaugurados pantanos sin que el público lo advirtiera. Comunica tan bien Cabanillas Jr. que no comunica. El medio es el mensaje. Por eso nos alertó que, al comunicar el respaldo a Rato, pareciera desconcertado por tanta adecuación entre significado y significante. O es que tenía a Rato en los talones y sin querer tomarse el válium. Un peligro.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_