El acelerón final salva al Barça en Lleida

Otra vez, como ante el Joventut en la primera jornada, el Barça volvió a remontar 17 puntos para ganar un partido en el que casi todo el tiempo estuvo por debajo en el marcador. El Caprabo Lleida, hasta entonces impecable, pagó su inexperiencia en ese tramo decisivo de un partido en el que las pérdidas de balón fueron su auténtica cruz.

Lesionado Dueñas, el enfermo Karnisovas, el añorado Gasol... De todos ellos y de otras muchas cosas que le llevaron el año pasado a ser campeón se acordó ayer el Barcelona ante el recién ascendido Lleida que tampoco pudo contar con su base Victoriano. El equipo de Edu Torres protagonizó un inicio de partido pletórico y pilló desprevenido al vigente campeón de Liga, que hacía sólo unas semanas había derrotado a su rival de ayer por 28 puntos de diferencia. Sólo un punto menos, 27, encajaron los azulgrana ayer en el primer cuarto (27-14). Hacía tiempo que no se recordaba un Barça tan vulnerable.

El peso que adquirió Bryan Sallier en todas las facetas del juego fue tremendo. A ello se añadió la certera muñeca del portugués Ramos y el vibrante ritmo de Roger Grimau, superior por momentos a su par Juan Carlos Navarro. Fueron las claves sobre las que se asentó el trepidante ritmo del equipo leridano que llegó a dominar por 17 puntos (33-16) y que, a pesar de la labor de zapa que aportó Nacho Rodríguez y el parcial de 0-9 azulgrana, siguió muchos minutos por delante.

El Barcelona, que perdió la batalla del rebote, echó en falta también un mínimo acierto en el tiro por parte de sus aleros, Navarro, De la Fuente, Digbeu... Sólo los bases azulgrana, Jasikevicius y Nacho Rodríguez, se mostraron superiores a sus rivales gracias a su velocidad, puntos, robos de balón y también a la ayuda de los pívots. El Barça insistió en la presión sobre los bases del Lleida, Lasa y Comas. Y ello fue determinante.

Llegó el cuadro azulgrana a situarse a siete puntos (52-45) aunque el Lleida parecía encontrar la forma de mantenerse a flote. Pero el partido acabó de subir de revoluciones en un último cuarto en el que el Barcelona se transformó por completo.Su ritmo de juego y la concentración en todos y cada uno de sus jugadores le permitieron poner contra la espada y la pared al Lleida. Con un quinteto con Navarro mucho más entonado, Jasikevicius, Okulaja y un excepcional Ekonomu, que se desenvuelve a las mil maravillas en las situaciones más extremas, el Barça igualó el marcador (72-71) y resolvió en el toma y daca final.