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Reportaje:NBA

La odisea de los Gasol

La familia del pívot viajó hasta Atlanta, pero tuvo que regresar por un problema con el visado

Pocas veces un vuelo a Estados Unidos ha sido tan rápido y tan vano. Nueve horas de avión hasta llegar a Atlanta, nueve más de infructuosa espera en la aduana y vuelta a casa. En apenas 18 horas la familia de Pau Gasol hizo un viaje de ida y vuelta que debía reunirla el pasado sábado con el jugador de los Grizzlies y acabó devolviéndola a Barcelona, la misma noche, tras pasar por París. ¿Cuestión de la inestable situación que atraviesa el país norteamericano? No. Problemas de documentación y de un intransigente funcionario de aduanas.

Agustí, el padre de Gasol, muestra aún su perplejidad cuando relata el esperpéntico suceso. A estas horas, debería estar en la ciudad de Elvis Presley, junto a su esposa y sus otros dos hijos, en busca de acomodo para acompañar al ex jugador del Barça en su aventura en la NBA. Y así sería, de no haberse topado con la prolija burocracia que controla el acceso a los Estados Unidos y con un eficiente funcionario que no se dejó detalle a la hora de verificar la documentación de los Gasol. Los padres del jugador habían hecho sus bártulos la semana pasada, se habían despedido de familiares y amigos, para el sábado, con el visado de turistas en mano, repetir, bien pronto por la mañana, el viaje hacia Memphis, vía Atlanta, que una semana antes había hecho su hijo mayor. En el aeropuerto les esperaba Pau pero nunca llegaron. ¿Cuál fue su error? Ser demasiado honestos en el control de inmigración en Atlanta. A la hora de cumplimentar el interminable cuestionario, la familia de Gasol no ocultó que tanto Marc como Adrià, los hermanos del pívot catalán de 16 y 7 años respectivamente, estudiarían en su ciudad de destino. Fue entonces cuando el eficiente funcionario les hizo notar que tal circunstancia exigía un visado diferente al de turistas. Horas y horas de explicaciones y discusión no sirvieron de nada. Tampoco que el propio funcionario fuera originario de Memphis conociera las circunstancias de los Gasol y comprobara una por una todas las referencias que le ofrecieron en la ciudad. El asunto no tenía discusión posible y, para evitar problemas mayores, los Gasol regresaron, exhaustos y decepcionados, a Barcelona.

La cuestión ahora es que para obtener un visado que permita que Marc y Adrià puedan continuar sus estudios en Memphis necesitan estar empadronados en la ciudad. ¿Cómo hacerlo si ni siquiera pueden llegar? Los Gasol lo intentarán de nuevo este sábado, esta vez vía Chicago, y confiando en no topar con un funcionario tan riguroso.

Una vez que Pau, de 21 años, recaló en la NBA tras haber sido elegido en el tercer puesto del último draft, su familia, que siempre ha estado muy unida, tomó la difícil decisión de trasladarse al completo a Memphis. No era ese el plan inicial. Al principio Agustí, el padre, iba a ser quien se trasladara a Memphis. Pero finalmente y tras sopesar los pros y los contras -en Barcelona Marisa ejercía de médico y Agustí trabajaba como ATS- se decidió el traslado a Memphis de toda la familia. Marc, que mide unos centímetros menos que Pau (2,15 metros) pero que tiene una complexión física más fuerte y que actuaba de pívot en las categorías inferiores del Barcelona y de la selección española, también tiene una prometedora carrera como jugador de baloncesto y en Memphis tiene previsto estudiar en una high school.

Pau, que por ahora vive en un hotel muy cercano al pabellón La Pirámide donde disputarán sus partidos los Grizzlies, prosigue sus entrenamientos con sus nuevos compañeros en la NBA con los que puede debutar en partido amistoso el próximo día 9 de octubre contra los Portland Trail Blazers. El jugador ya ha visto varias pero espera la llegada de su familia para decidir en cuál de ellas residirán.

Gasol, el pasado martes en un entrenamiento con los Grizzlies.
Gasol, el pasado martes en un entrenamiento con los Grizzlies.AP

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