Condenado a dos años de prisión el portero de la sala Yes & Yesterday

Dos años de cárcel por homicidio imprudente. En eso ha quedado la muerte de un cliente de la discoteca Yes & Yesterday de L'Hospitalet a manos de un portero que hacía de vigilante de seguridad una noche de verano de 1998. Inicialmente el fiscal pedía 18 años por asesinato, pero la magistrada presidenta del tribunal del jurado, María José Magaldi, lo redujo a homicidio. Al final, como no había ningún testigo de los hechos, todo quedó en un delito de lesiones en concurso con otro de homicidio imprudente castigado hasta con cuatro años de prisión, que es lo que pidió sin éxito el fiscal. Con toda probabilidad David Barrio, el acusado, no entrará nunca en prisión si se confirma la sentencia, en la que también se le condena a pagar 12 millones de pesetas a los padres de la víctima, Juan Antonio Ferreira, y un millón a su compañera sentimental.

Dice la juez en la sentencia que 'los fines esenciales de la pena no pueden consistir en la venganza' y añade que la condena es 'un instrumento destinado a hacer comprender a quien ha infringido la norma la necesidad de una vida sin delito'. Algo que, según la magistrada, ya le ha ocurrido al acusado, 'que a buen seguro la ha interiorizado tras haber vivido tres años conociendo que contra él se sostenía una acusación por asesinato'. De la hija de la víctima, de la viuda y demás familia nada se dice en la sentencia. 'Es una vergüenza', declaró ayer el padre del fallecido al conocer la resolución.

Los hechos ocurrieron la madrugada del 16 de agosto de 1998, cuando el acusado inmovilizó a la víctima y la sacó fuera de la discoteca. La sentencia asegura que el portero 'no calculó ni controló, como debía dados sus conocimientos' de artes marciales, la potencia del empujón. El resultado fue que el cliente de la discoteca sufrió una fractura craneal y diversos hematomas, lo que le hizo entrar en un estado de coma diagnosticado 16 horas después, cuando acudió a un hospital. Inicialmente la fiscalía sostenía que el fallecimiento se produjo porque el portero propinó al cliente un 'fulminante golpe' en el cráneo.