Gustó Juan Diego
Remiendos a tutiplen. Los experimentados por la corrida de Jandilla, se veían venir desde que fue desencajonada el pasado día 8, porque había animalitos impresentables. Luego, como consecuencia de esas sustituciones taurinas, desistió de comparecer Morante de la Puebla, y apareció como sustituto el local Andrés Sánchez. Los dos toros de Charro de Llen, que reemplazaron a los jerezanos rechazados, también podían haberse quedado en casita. Los de Jandilla resultaron variados, dos y dos..
Hablando de toreros, Juan Diego. Siente el toreo, y encima lo hace. Nadie diría que se ha vestido de luces ni 10 veces este año. No obstante, ayer,en Salamanca, no se mostró precisamente como Mazzantini, sino como un perfecto pinchauvas. En su primero tenía materialmente una oreja, y quizá dos., pero llegado el momento de la verdad, pinchó en lo alto pero la estocada necesaria quedó en agua de borrajas y la salida triunfal, desvanecida. No obstante, insisto: hablando de torear, hablemos de Juan Diego.
Jandilla / Puerto, Sánchez, Diego
Toros de Jandilla, desiguales de presentación, repetidor el 3º, noble y claro el 4º, un marmolillo el 5º y esaborío el 6º. 1º y 2º de Charro de Llen, manejable y mulo, respectivamente. Andrés Sánchez: dos pinchazos, estocada y rueda de peones (aplausos y saludos); media atravesada caída, rueda de peones, descabello -aviso- y descabello (algunas palmas y pitos). Víctor Puerto: dos pinchazos y estocada corta tendida desprendida perdiendo la muleta (aplausos y saludos); media baja y dos descabellos (leve división de opiniones y saludos). Juan Diego: tres pinchazos, descabello -aviso- y descabello (ovación y saludos); estocada corta (ovación y saludos). Plaza de la Glorieta, 15 de septiembre. 4ª corrida de feria. Media entrada.
Andrés Sánchez, desperdició una extraordinaria oportunidad de triunfar, porque le tocó el cuarto toro, que era tal que la tora. Más claridad, más rectitud en la embestida,imposible. Seguramente, el toro que soñó el torero la noche antes. Ese toro, murió frustrado: se le notó en la postrera caída de ojos antes de marchar tras las mulillas. En el primero, Sánchez trazó una faena desigual.
Víctor Puerto, compuestito con su primero, se hartó de torear de rodillas al quinto; tres o cuatro de hinojos y una tanda de derechazos de esa guisa. Demasiado. Luego de pie, que es como hay que torear, se puso pesado con untoro marmolillo. Ser cumplidor, no equivale a aburrir.
Babelia
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