Joaquín, un soñador impaciente

Joaquín Sánchez Rodríguez, la gran perla del Betis, disimula la impaciencia que le corroe amparado en subterfugios dialécticos. Su discurso, medido y pausado, esconde los nervios que le dominan apenas 24 horas antes de que se cumpla uno de sus sueños. A sus 20 años, este gaditano de El Puerto de Santa María aún no asimila que esta noche se las verá con jugadores de renombre como Raúl, Zidane, Roberto Carlos y, sobre todo, Figo, a cuya camiseta ha puesto precio.

'Admiro a Figo porque, aparte de jugar en mi puesto, es el mejor. Como él pocos jugadores van a salir', explica Joaquín, aún incrédulo ante la idea de que hoy tendrá enfrente a todo un Real Madrid cuando apenas hace dos años recorría con el filial del Betis los campos de la Segunda División B.

Pero esto le ocurre al Joaquín de a pie, a ése que se define como 'muy hogareño' y al que todavía muchos de sus amigos de la infancia le espetan por las calles de El Puerto que no se acostumbran a verlo los domingos por la tele o conduciendo por el barrio el Audi TT del que se encaprichó en cuanto el sueldo se lo permitió.

Porque el Joaquín que se dio a conocer el pasado curso penando con el Betis por los campos de Segunda tiene las cosas muy claras. 'He llegado a la élite muy rápido, pero no voy a desaprovechar este sueño', apunta el interior verdiblanco e internacional sub 21. Tan claras como para saber que la expectación que han generado sus dos brillantes, y hasta el momento únicas, comparencias en Primera puede tornarse en olvido. Por eso hace caso omiso de los cantos de sirena que le llegan -el posible interés del Barcelona- y afirma, tajante, que su misión pasa por triunfar en el Betis, club que le tiene entre algodones junto a otros jugadores de su quinta como Capi, Varela, Rivas o Denilson, con los que comparte amistad y correrías.

Endiabladamente veloz y habilidoso y, a la vez, poseedor de una serenidad pasmosa, Joaquín tiene muy estudiado cómo superar esta noche a Roberto Carlos. Y, si no, ahí tiene los consejos de Denilson sobre la manera de desbordar a su compatriota: 'Tiene que irse por la derecha, porque Roberto siempre deja la izquierda como cebo, pero no creo que Joaquín lo haga, porque a él le gusta siempre apurar hasta el fondo. ¡Vaya si le gusta, Dios mío!'.