El ingreso de Pedro Pacheco en el nuevo PSA consuma la división formal del andalucismo
El flamante partido tiene registrados a 2.200 militantes y agrupaciones en las ocho provincias
La división del andalucismo en dos fuerzas políticas se consumó ayer con el ingreso de Pedro Pacheco en el recién creado PSA. Aunque era un secreto a voces que el alcalde de Jerez, cabeza de cartel del PA en las elecciones de 2000, formalizaría su militancia en el nuevo partido, su anuncio coloca al nacionalismo andaluz en el mismo punto que en 1993, cuando Pacheco se escindió con el ahora extinto PAP. El refundado PSA nombró una gestora el pasado mes de marzo bajo la batuta del abogado sevillano Pedro Mancera, quien aseguró ayer que cuenta con una filiación superior a 2.000 miembros.
La teoría de los ciclos históricos se cumple en el andalucismo político con una exactitud asombrosa. Como ocurrió en 1993 -cuando los críticos del PA crearon el Partido Andaluz de Progreso (PAP)-, vuelve a haber dos formaciones enfrentadas y los puntales de uno y otro lado también son los mismos: Alejandro Rojas-Marcos y Pedro Pacheco. Pero la historia no sólo se repite en los grandes trazos, la trayectoria que ha desembocado en la escisión es casi idéntica (expulsión de Pacheco tras un congreso algo más que avinagrado), con la legendaria rivalidad de Rojas-Marcos y el jerezano como telón de fondo.
Pedro Pacheco ha tardado un año en dar el paso desde el 12º congreso de Torremolinos, y si en la anterior fractura la palabra clave para explicar su nueva militancia fue 'progreso', esta vez ha sido 'izquierda'. El también presidente del Grupo Mixto del Parlamento, en el que cuenta con la ayuda de Ricardo Chamorro, definió ayer al PSA como una formación 'joven, no contaminada', y representante de un andalucismo de izquierdas, 'con el que siempre me he sentido identificado'.
De momento, no ocupará otro cargo que el de simple militante de la agrupación de Jerez, aunque el presidente de la gestora del PSA, Pedro Mancera, no descartó que en el congreso que celebrará el partido a finales de noviembre (23, 24 y 25) 'el capital político' de Pacheco pese para desempeñar funciones relevantes en el PSA. El alcalde de Jerez, que comunicó su decisión en una conferencia de prensa en la Cámara andaluza, ni siquiera quiso avanzar si se presentará en su ciudad bajo estas siglas -se limitó a mostrar su disposición- e, incluso, llegó a asegurar que apenas conoce los movimientos internos de esta formación.
El PSA, que tiene registrados a 2.200 afiliados, está integrado en su mayor parte por antiguos miembros del PA, que a su vez, militaron en el PAP. Según Mancera, el flamante partido dispone de agrupaciones en las ocho provincias, con especial relevancia en Sevilla, Córdoba y Cádiz, donde en los últimos meses un nutrido grupo de concejales ha ido comunicando escalonadamente el abandono del PA y el ingreso en el PSA. El presidente de la gestora adelantó que en unos días el grupo municipal jerezano rellenará la ficha de afiliación detrás de su alcalde. Jerez es la ciudad en la que se prevé más proyección pública del PSA. Sobre todo por el efecto que tuvo entre los ex militantes del PA la disolución, de un plumazo, de la agrupación entera, que decretó la ejecutiva nacional de Antonio Ortega el pasado mes de abril.
Esta decisión arrastró también al único concejal que tenía el PA en el Ayuntamiento de Granada, Jesús Valenzuela, quien se ha puesto a la cabeza de la gestora en la provincia. Además de perder su participación en el gobierno tripartito con PSOE e IU en la capital granadina, el PA tuvo que prescindir del diputado andaluz Ricardo Chamorro, quien, sin embargo, no ha podido formalizar su inscripción en el Grupo Mixto hasta el inicio del curso parlamentario.
Pacheco está ahora a solo un escaño de sus rivales: dos frente a tres (Antonio Ortega, José Calvo e Ildefonso Del''Olmo), pero el PA gobierna en coalición con el PSOE la Junta. El comentario que dedicó ayer a su antigua formación es similar al que pronunciara en la misma noche de las elecciones autonómicas de 2000, tras una campaña en la que los entonces compañeros de partido no habían contribuido precisamente a aupar su candidatura a la Junta. 'El viejo PA se ha convertido en una organización mercantilista que se está extinguiendo', dijo ayer.
Expulsión
En noviembre se cumplirá un año desde que comenzó su expulsión del PA y también de la demanda contra el honor que presentaron Rojas-Marcos, presidente de la formación matriz, y Antonio Ortega, y que fue desestimada. En este tiempo Pacheco ha permanecido en el limbo partidario mientras la aventura del PSA iba tomando forma sin su intervención directa. Sus apariciones en la política autonómica se han centrado en la polémica de las cajas de ahorro y en criticar un pacto de Gobierno que considera gastado e ineficaz, y que ayer volvió a poner en cuestión. Aunque, en esta ocasión, con el soporte del Partido Socialista de Andalucía (PSA), unas siglas históricas -las que creara Alejandro Rojas-Marcos en 1976 y que luego se transformarían en el PA-, cuya elección ha molestado especialmente a sus ex colegas, más que otra cosa, por el valor sentimental.
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