Diego Galán cree que los festivales de cine deben ser 'puntos de descubrimiento'

Diego Galán, anterior director del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, concibe las muestras cinematográficas ideales como 'puntos de descubrimiento' de autores y cinematografías y no como citas de 'confirmación' de nombres ya conocidos o de 'adelanto' del calendario de películas comerciales. Reconoce, no obstante, que el certamen donostiarra es 'una mezcla' de todo ello con la que 'se responde a las distintas demandas' del público. Así lo expuso ayer en los cursos de verano de la UPV.

Galán dirigió por última vez el Festival de Cine donostiarra en 2000, tras haber estado al frente del certamen un total de once años repartidos en dos etapas. Conoce pues muy bien, y en primera persona, una parte importante de la historia de la muestra, que ha querido dejar reflejada en su libro de memorias Jack Lemmon nunca durmió aquí, que saldrá a la venta en los próximos días.

El repaso a la historia reciente de la muestra donostiarra centró ayer la conferencia que ofreció en San Sebastián, en el marco del curso de verano Historia y presente del cine vasco. Bajo el título El Festival de San Sebastián: un certamen vasco para el mundo, Galán recordó que en 1985, cuando aceptó por primera vez el cargo de director de la muestra, ésta atravesaba una de sus crisis más graves, hasta el punto de que el entonces alcalde de la capital guipuzcoana, el peneuvista Ramón Labayen, había manifestado su intención de 'bajar la persiana', según subrayó.

El caso es que el 'comité de salvación' creado para sacar a flote el certamen se puso manos a la obra. Para 'reconquistar' la ciudad, los organizadores empezaron a invitar a rostros conocidos para el ciudadano de a pie. Desde un punto de vista puramente cinematográfico, y ante la imposibilidad inicial de acceder a todas las películas que les interesaban realmente para la Sección Oficial, empezaron a organizar retrospectivas sobre directores considerados de segunda fila.

Respuesta positiva

Las caras famosas gustaron al público local y las retrospectivas, a la prensa especializada, que empezó a hablar 'bien' del festival donostiarra, según relató a los alumnos del seminario de verano el ex director de la muestra, quien sigue vinculado al certamen como asesor.

'A pesar de todo, íbamos lampando algunos títulos de interés de gente conocida, pero, al mismo tiempo, sin dejar nunca de tratar de descubrir autores y cinematografías', destacó Galán. Y es que, en su opinión, 'eso es lo que un festival tiene que hacer'. 'Debe ser un punto de descubrimiento, no de confirmación ni de adelanto del calendario comercial'.

En este sentido, señaló que el Zinemaldia es 'una mezcla' de todos esos aspectos, con la que 'se trata de responder a las distintas demandas': a quienes están interesados en los artistas famosos que van a acudir a la muestra, a quienes les mueven las retrospectivas rigurosas o el cine a descubrir y a quienes dirigen sus miradas hacia 'los fuegos artificiales de las grandes películas americanas, que son demandadas por buena parte del público'.

'Y en esa dinámica nos vamos moviendo', comentó Galán, para añadir que, 'en términos generales', el festival es 'un éxito', ya que 'la gente va al cine de manera frenética, los comentarios de prensa son favorables y la repercusión fuera es cada vez mayor', luego 'parece que éste es un camino que está consiguiendo los objetivos que al principio se plantearon'.

Minutos antes de iniciar su disertación, Galán afirmó ante los periodistas que se encuentra 'fantásticamente bien' después de un año alejado de la dirección del festival y que no tiene ningún proyecto concreto para el futuro. Ahora bien, aseguró que no volverá a ejercer como crítico cinematográfico, porque le costaría mucho 'cambiar de nuevo el chip'. Por el contrario, se mostró dispuesto a continuar escribiendo artículos sobre cine, porque le parece 'divertido'.