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Reportaje:

La vida secreta de sus señorías

Poetas, un criminólogo, un gemólogo, un piloto y muchos, muchos abogados, entre los diputados madrileños

Cuenta Groucho Marx que, en cierta ocasión, alguien le pidió su apoyo en una campaña electoral. Groucho le contestó: 'Creo que la mejor forma de que un partido gane las elecciones es no decir quiénes son sus candidatos. Así que lo mejor que puedo hacer para ayudarle es no decir que le apoyo'. Para la mayoría de los madrileños, los candidatos electorales a la Asamblea de Madrid son prácticamente desconocidos. Pero no es porque las organizaciones políticas hayan decidido seguir el consejo de Groucho Marx, no. El problema es que la Cámara madrileña, donde se debaten las más importantes leyes de la región, tiene todavía un cierto aire clandestino. Y sus diputados resultan desconocidos para sus votantes. Salvo los portavoces y alguno más, la mayoría de los parlamentarios vive en un casi total anonimato.

Situación injusta. Porque en la Asamblea hay de todo: buenos oradores, diputados vagos como perros, parlamentarios trabajadores hasta la extenuación, políticos de medio pelo y hombres públicos que pierden tiempo y dinero dedicados a intentar que los madrileños dispongan de una legislación moderna y justa. O sea, que hay de todo. Como en botica. El diputado viene, como todo en esta vida, en tamaños y colores distintos. Mejor y peor acabados.

Los madrileños no conocen a sus diputados. A lo peor, sospechan que tienen demasiadas vacaciones, lo que es verdad, pero ignoran que durante los meses de verano se ve a muchos parlamentarios acudiendo diariamente a la Asamblea, estudiando preguntas, acudiendo a cursos, preparando futuras intervenciones. Es verdad que otros desaparecen pronto y se ignora qué hacen y dónde están. Pero son los mismos que sólo acuden los jueves al pleno y, obedientemente, aprietan su botón, el que les mandan, y tan ricamente.

Hay de todo. Por ejemplo, profesionalmente abundan los abogados: una treintena de las 102 señorías que ocupan escaño. Pero hay otras profesiones menos conocidas y más curiosas. Por ejemplo, poca gente sabe que Luis Eduardo Cortés, parlamentario y vicepresidente del Gobierno regional, licenciado en Derecho, es gemólogo, según consta en su currículo, además de profesional de fama en hostelería.

Su padre ya era muy conocido en el arte de la cocina. Se dice que fue más leal al hombre que a la política. Y, en cierta ocasión, cuando servía un cóctel en La Granja para una de las recepciones del franquismo, el encargado de la Casa del Caudillo le pidió, como era costumbre, la lista de camareros. Cortés, que conocía que algunos de sus empleados tenían un pasado rojo, les había aleccionado para que dieran un nombre falso. Pero uno de ellos, tal vez nervioso, dio sus auténticos datos. Nada le dijeron entonces, pero al acabar la recepción le preguntaron al hostelero: '¿Qué, Cortés, cuántos ha traído usted hoy?' Y el hombre respondió: 'Cuarenta y cinco, señor'. Y el otro, muy serio, le rectificó: 'Dirá usted cuarenta y cuatro y la canalla marxista, ¿no?' Dicen que, a pesar de eso, leal a su gente, Cortés siguió contratando a los mismos camareros.

Así que en la Asamblea de Madrid se sienta un gemólogo. Y no muy lejos de él, un piloto, militar y comercial, que ambos títulos ostenta Francisco Vindel, del PP. Y es que sus señorías tienen su corazón y sus secretos. Incluso los confesables son casi desconocidos.

Campeón del mundo

En los pasillos de la Cámara de Vallecas sí lo saben algunos, pero ¿cuántos madrileños conocen que en el hemiciclo hay un campeón del mundo de los 800 metros y más de veinte veces campeón de España? Pues ahí está. Se llama Colomán Trabado, un leonés de 43 años que ocupa la presidencia de la Comisión de la Juventud. Y que, además, no se casa con nadie. En cierta ocasión, un compareciente, alto cargo del Gobierno regional, contestó, displicente y hasta un punto desabrido, a un diputado de IU. Trabado le interrumpió: 'Le recuerdo que está usted aquí para contestar a lo que se le pregunta. Absténgase de hacer juicios sobre las preguntas que se le hacen'. El alto cargo sólo acertó a balbucear una disculpa.

Hay periodistas. Varios. El más veterano es Fernando Utande (PP). El más veterano y el más viejo. Este año cumplirá los 75 años, pero ahí acude a la Asamblea, luciendo sus tirantes y su aspecto de abuelo satisfecho. En el PP hay otro periodista, escritor y magnífico poeta. Fue presidente de la Asamblea en la IV Legislatura. Y recordado corresponsal de guerra en Vietnam: Juan Van-Halen.

Pero, si de poetas hablamos, en la Asamblea hay más que cultivan ese vicio solitario, aunque no aparezca en el currículo oficial. Juan Ramón Sanz, portavoz adjunto del grupo de IU, profesor universitario, licenciado en Ciencias Políticas y Sociología, une a su condición de diputado y viejo militante comunista la de cultivador de versos bellísimos y desgarrados. Con él intercambia poemas -además de otros epítetos menos líricos- Miguel Ángel Villanueva, portavoz del PP.

La literatura une, pues, a sus señorías y a quienes trabajan en los distintos grupos. Sabido es que Manuel Rico, asesor del PSOE, es laureado y reconocido poeta. Y que Germán Temprano, jefe de prensa de IU, está a punto de publicar su primera novela. Versos y narraciones unen al socialista Antonio Carmona, economista y joven profesor, y a su compañero de escaño Antonio Chazarra, filólogo y azote de la consejera de Cultura, Alicia Moreno, a quien alecciona sobre boleros y a la que abruma con interminables -y hasta oportunas- citas literarias para mejor provecho del espíritu. Muy relacionado con el arte, en Izquierda Unida está el director y actor Fernando Marín, que, la verdad sea dicha, en ocasiones, desde la tribuna, ofrece un auténtico espectáculo de buena dicción oratoria.

Otras señorías centran su actividad en cosas más prosaicas. José Manuel Franco (PSOE) es licenciado en Ciencias Matemáticas. Fue el único que pudo darse por aludido cuando el socialista Adolfo Piñedo contó aquel chiste del hombre que se perdió en un globo aerostático y cuando desde la barquilla preguntó a un campesino que dónde estaba, éste le contestó: 'En un globo'. Y el hombre replicó: 'Respuesta de matemático: exacta, pero inútil'.

Químicos y médicos

Julio Setién, de IU, es químico. Y médicos hay varios. Es reumatólogo de reconocido prestigio Pedro Sabando, portavoz del PSOE, asturiano en ejercicio y senador socialista, y profesor de Reumatología en la Complutense. Profesor, también en la Complutense, es Francisco Javier Rodríguez (PP), jefe de la Unidad de Hipertensión del hospital Gregorio Marañón.

Pero, sobre todo, lo que hay en la Cámara son abogados. Licenciados en Derecho se dan en el PSOE, en IU y en el PP. Debe de ser por aquella maldición de los pleitos y ganarlos o no. Pero lo cierto es que el arte de Cicerón -no siempre con el éxito del orador romano- está bien represntado en el hemiciclo. Desde el presidente del Parlamento, el popular Jesús Pedroche, o el jefe del Ejecutivo regional, Alberto Ruiz-Gallardón (de la carrera fiscal), hasta el socialista Julián Revenga, pasando por Luis María Huete, uno de los diputados más veteranos (nació en 1929), que fue incluso alcalde en funciones de Madrid.

Más joven, aunque no abogada, sino licenciada en Ciencias Políticas, es Miryam Álvarez. Tan joven que esta andaluza, gaditana de Jerez de la Frontera, es la benjamina de la Cámara, con sus 30 luminosos años.

En fin. Que hay de todo: maestros o enseñantes -María del Carmen Martín Irañeta, del PP, y Franco González, de IU, entre otros-, arquitectos -Pío García Escudero, del PP-, un especialista en botánica -Álvaro Plaza, del PP-, un agricultor -Tomás Casado, también del PP- y una modista, María Luisa Sánchez Peral, de IU, infatigable defensora de la mujer.

De todo. En la Asamblea de Madrid están representadas casi todas las profesiones. Desde quienes han dedicado su vida a la lucha obrera, como el socialista Adolfo Piñedo -físico, ex trabajador de Standard-, o el portavoz de IU, Ángel Pérez, oficial industrial, sindicalista y empleado de Metro. Sindicalista es también Teresa Nevado, física, recién incorporada al PSOE desde Nueva Izquierda. Y, por haber, hay hasta criminólogos. Bien es verdad que sólo una. ¿Pero no se ha dicho que para muestra basta un botón? Pues lo hay: Pilar Liébana, una jienense que, además de licenciada en Derecho, lo es también en Criminología.

Verdad es que en nombre de la política se cometen muchos crímenes. O algo parecido.

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