La caída del 'comando Barcelona' arrastra a la red etarra en Álava
Otro detenido tras un registro en Vitoria
La desarticulación del comando Barcelona ha permitido a la Guardia Civil asestar un duro golpe a la red de informadores y de infraestructura de la que disponía ETA en Álava. Los registros efectuados en los últimos días han revelado que la banda estaba acumulando información sobre miembros del PP y militares en la provincia con el objetivo de servírsela al comando que presumiblemente estaba reconstruyendo ETA en Álava, según fuentes antiterroristas.
Las declaraciones de los detenidos durante la desarticulación del comando Barcelona han conducido directamente a la provincia de Álava, de donde proceden dos de los tres liberados (fichados y a sueldo) que lo integraban, Nerea Bengoa y Unai López de Ocáriz. La primera fue detenida en 1995 en unión de un comando que estaba actuando en la provincia y el segundo, supuestamente, estuvo integrado hasta agosto de 2000 en un grupo de legales (no fichados), tras hacer sus primeras armas en un grupo Y. de apoyo a la banda.
La desarticulación condujo primero hasta Saioa Martelo Berriozabal y Zigor Unzalu Aldai y, poco después, hasta Eneko Balanzategui Coca e Izate Etxeberria Lafita, estos dos útimos detenidos en Benalmádena (Málaga). Todos han sido puestos en libertad salvo Martelo, a quien el juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo ha enviado a prisión incomunicada acusada de colaboración con ETA, algo que ella negó en todo momento.
La detención 'más interesante', según fuentes de la Guardia Civil, ha sido la de José Ramón Acedo Espina, capturado el pasado día 30 en Fuentes de Nava (Palencia), donde disfrutaba de unas vacaciones en compañía de sus padres. El registro de su domicilio supuso la incautación de 'abundante información y otros efectos'.
Información y manuales
Fuentes del instituto armado han asegurado que Acedo, quien ni estaba fichado ni se tenían indicios de su presunta relación con la banda, había acumulado en su casa 'carpetas con información sobre varios cargos públicos del PP en Vitoria', fundamentalmente recabada a través de recortes de prensa. Además, disponía de 'un amplio listado de militares destinados en la provincia y ya había datos sobre seguimientos'. Las mismas fuentes indicaron que incluso se ha hallado en los registros un manuscrito en el que se indicaba cómo montar una lanzadera de granadas anticarro sobre un tubo de acero, lo que hace suponer a los investigadores que estaba preparando un atentado con ese método.
Acedo, según el instituto armado, conocía a Fernando García Jodrá, el tercer liberado detenido en Barcelona, a quien le prestó ayuda en varias ocasiones. Los investigadores califican a este detenido de 'informador cualificado' de ETA y sospechan que estaba allanando el camino para la posible reconstitución del comando Araba o incluso que estuviera preparando su definitiva incorporación a la banda terrorista.
La operación en Álava, de hecho, sigue abierta, ya que en la madrugada de ayer fue detenido Jon Etxeberria, de 23 años, en una vivienda situada en el número 2 de la calle de Caracas, en el barrio de El Pilar de Vitoria. La Guardia Civil se ha incautado de abundante documentación durante los registros practicados en dicha vivienda y en la de los padres de Etxeberria. El registro en la calle Caracas coincidió con la explosión de un artefacto casero en la tienda propiedad de un ertzaina que está situada en la calle de El Salvador del mismo barrio. Etxeberria fue trasladado ayer mismo a la Dirección General de la Guardia Civil, desde donde está previsto que pase a disposición de la Audiencia Nacional.
'Creemos que la desarticulación del comando Barcelona ha sido un buen palo para los planes de ETA en Álava', aseguran fuentes de la Guardia Civil. La banda ha tratado en varias ocasiones de reconstituir un comando en la provincia, de donde los terroristas que lo habían rearmado durante la tregua etarra tuvieron que huir en verano de 2000 tras sentirse acosados por las fuerzas de seguridad. El Cuerpo Nacional de Policía desmanteló en el mes de julio un piso en el que la banda había acumulado, además de armas y documentos, nueve fiambreras ya cargadas (tres con 15 kilos de dinamita y otras seis con cinco kilos cada una). Este tipo de artefactos son los que ETA suele colocar en los coches de sus posibles víctimas. Un mes después, la Ertzaintza detenía a otras tres personas y registraba seis pisos en Vitoria, en los que halló otras cinco bombas lapa listas para ser colocadas.
En su poder se encontró documentación sobre cargos del PP y PSOE, de militares y policias. El diario La Razón precisaba ayer que el comando Ustargi de ETA, radicado en Vitoria, en el que estuvo López de Ocáriz, tenía planes para atentar contra Pablo Mosquera, líder de Unidad Alavesa, y volar el cuartel de Treviño, entre otros.
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