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Reportaje:

El ministro y la condesa

El idilio del titular de Defensa alemán le puede costar el puesto

Los devaneos amorosos del ministro de Defensa alemán, el socialdemócrata Rudolf Scharping, de 53 años, con su nueva pareja, la condesa Kristina Pilati von Thassul zu Daxberg-Borggreve, de soltera Paul, de 52 años, y sus frecuentes viajes a la isla del amor de los alemanes, pronúnciese 'Malorca', pueden arruinar la ministerial carrera. La oposición democristiana (CDU/CSU) exige una reunión de la comisión de Defensa del Parlamento para tratar el caso del ministro enamorado y sus vuelos en los aviones militares en busca de su amada.

No le faltan motivos a los democristianos. Scharping se ha convertido en motivo de mofa y escarnio para compañeros de partido, que no se explican cómo 'Rudi ha perdido la cabeza', o militares que no soportan la idea de que 'en Kosovo nuestros muchachos cargan de munición los blindados y sudan a 33 grados a la sombra, mientras su jefe supremo tontea con su querida en la piscina'.

Los repetidos vuelos a Mallorca para verse con su amada meten a Scharping en un complicado berenjenal
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El exhibicionismo amoroso en Mallorca y su incontinencia por encontrarse una y otra vez con el objeto de su amor, la condesa Pilati, han metido a Scharping en un berenjenal del que le va a resultar difícil salir. La pasada semana la revista Bunte, una variante alemana de Hola, dedicó su portada y nada menos que nueve páginas a 'El ministro de Defensa Scharping y la condesa Pilati. Completamente enamorados en Mallorca'. Con profusión fotográfica, la revista ilustraba toda una serie de arrumacos, carantoñas y cucamonas del ministro y la condesa, dedicados a toda clase de juegos más o menos acuáticos. Cuatro días después Scharping mereció también honores de portada en Der Spiegel con un cruel fotomontaje. Bajo el título 'Rudolf el conquistador', Scharping y su condesa se bañaban cual dos tortolitos, pero no en una piscina, sino en un casco militar en posición invertida. El casco llevaba en inglés la inscripción 'Make love, not war!' (¡Haz el amor y no la guerra!). Por desgracia de Scharping, por falta de sentido sobre los efectos de la comunicación de masas, o tal vez porque ya esté harto de su cargo y ansíe de dedicarse de lleno a la condesa, su juego acuático-amatorio no coincidió con unas normales vacaciones veraniegas, sino con el debate en Alemania sobre el envío de tropas a Macedonia.

El ministro tuvo que interrumpir sus vacaciones mallorquinas para acudir a la reunión extraordinaria del gabinete que acordó el envió de las tropas alemanas a Macedonia. Concluida la reunión, Scharping voló a Mallorca en un avión militar para reunirse con su amada y dejó a su correligionario, el canciller Gerhard Schröder, solo ante la prensa en Berlín. El pasado miércoles, Scharping voló de nuevo a Berlín para asistir al pleno del Parlamento que autorizó el envío de las tropas y esa misma tarde regresó a Mallorca. El jueves Scharping voló de Mallorca a Berlín, donde recogió en el avión militar al jefe de la tropa alemana, y de allí volaron a Kosovo y Skopje para saludar allí a los soldados alemanes enviados a la misión en Macedonia.

La prisa del ministro por salir de Pristina hacia Skopje y regresar a Mallorca le hizo apoderarse en la capital de Kosovo del avión en el que habían volado nada menos que a los jefes del grupo parlamentario democristiano Friedrich Merz (CDU) y socialcristiano bávaro Michael Glos (CSU). Cuando Merz y Glos llegaron al aeropuerto de Pristina, el pájaro ya había volado. Con Scharping a bordo.

El ministro pudo llegar a Mallorca y reunirse con su amada, mientras los diputados democristianos en Pristina echaban sapos y culebras por la boca. El avión presidencial alemán, que volaba de Hannover a Berlin, se desvió a Kosovo para recoger a los diputados abandonados. Merz juraba aún más, porque en el avión de Scharping había quedado su cartera con la libreta de citas para el fin de semana.

La CDU/CSU exige una sesión extraordinaria de la comisión de Defensa del Parlamento. Los democristianos dicen que los vuelos de Scharping han costado 400.000 marcos (casi 35 millones de pesetas) al contribuyente y afirman: 'Aviones militares no vuelan por falta de fondos y Scharping despilfarra para sus ardientes noches en Mallorca'.

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