La libra se queda obsoleta

La presentación, ayer, de los primeros billetes y monedas de euro por el BCE marcó el comienzo de un proceso histórico cuya importancia no debería ser subestimada. (...) La realidad física de la nueva moneda cambiará mucho, no sólo para los doce países comprometidos en introducir el euro (...), sino también para Gran Bretaña. (...)

El euro entrará en circulación en la mayoría de Europa a comienzos del próximo año. Más de 300 millones de nuestros amigos europeos la usarán y más vale que nos vayamos haciendo a la idea. (...) El ministro para Europa, Peter Hain, estuvo acertado ayer cuando dijo que el euro estaba 'en marcha' y la decisión del Reino Unido no puede ser retrasada sine die.

De hecho el Gobierno puede encontrarse con la decisión tomada, cuando los británicos oigamos los primeros tintineos de las monedas de euro y los primeros crujidos de los billetes en los bolsillos de otros europeos y nos demos cuenta de que podemos viajar de Calais a Lisboa o a Viena sin depender de bancos o de oficinas de cambio. (...) Una vez que la nueva moneda esté en circulación, vamos a empezar a sentirnos excluidos, una nación de tamaño medio en la cola de un fuerte bloque de 300 millones. Los lazos de identidad nacional que nos atan a la libra esterlina puede que entonces comiencen a desgastarse y las presiones populares para un referéndum, incluso para votar 'sí', pueden crecer rápidamente. Si franceses y alemanes demuestran que pueden adoptar el euro sin perder su carácter nacional, seguramente también nosotros podemos hacerlo.

Londres, 31 de agosto