El Ejército israelí amenaza con volver a Beit Yala si los palestinos atacan
Tres personas mueren en nuevos enfrentamientos en Cisjordania
El Ejército de Israel se retiró ayer de madrugada de la localidad cisjordana de Beit Yala (bajo autonomía palestina), tras el quinto alto el fuego en menos de un año. Las tropas israelíes se replegaron a una zona próxima que controla su país, con la advertencia de que volverán a invadir Beit Yala en caso de que los palestinos disparen de nuevo desde allí contra Guiló. En distintos lugares de Cisjordania ayer murieron un israelí y dos palestinos.
El asentamiento-barrio judío de Guiló se encuentra en Jerusalén oriental, un sector que Israel ocupó en la Guerra de los Seis Días de junio de 1967, a tiro de piedra de Beit Yala, cuyos habitantes efectuaron disparos de alegría a lo largo de la mañana de ayer, tras la retirada del Ejército israelí. Por su parte, el ministro palestino de Información y Cultura, Yaser Abed Rabbo, advirtió ayer de los peligros que encerraría el hecho de que 'el Ejército israelí reaccione por uno o dos disparos'.
Mientras se evaluaba la solidez del alto el fuego en Beit Yala, continuó el goteo de víctimas. A media mañana un palestino enmascarado entró en un restaurante de la aldea de Naalim, al este de Ramala, y disparó en la cabeza a Amos Tayuri, un israelí de 60 años que almorzaba allí y de quien el dueño del lugar dijo que 'era como un hermano'. A primeras horas de la tarde, soldados israelíes mataron a un médico palestino de 50 años, Musa Kadmat, que auxiliaba a manifestantes a los que habían herido los militares en la ciudad cisjordana de Hebrón. El segundo palestino muerto era un miembro de Al Fatah que perdió la vida en un choque armado con soldados israelíes en el campo de refugiados de Nura Shams, al este de Tulkárem. Un comando del Ejército israelí intentó matar en ese mismo campo a un militante de Yihad Islámica, pero falló en el intento y sólo lo hirió en el hombro.
Al caer la tarde, israelíes y palestinos trataban de fijar una entrevista entre el presidente palestino, Yasir Arafat, y el ministro israelí de Exteriores, Simón Peres. Las noticias de que fuerzas militares habían entrado en la franja de Gaza para destruir instalaciones policiales palestinas no facilitaban el diálogo.
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