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EE UU cerrará el año fiscal con un superávit muy inferior al anunciado por Bush

Enric González

El gigantesco superávit fiscal que George W. Bush esperaba este año, y con el que contaba cuando empezó a devolver dinero a los contribuyentes (300 dólares para las declaraciones individuales, 600 para las conjuntas), se ha quedado en casi nada. La Casa Blanca anunció ayer que el 30 de septiembre, fecha en que concluye el año fiscal, el superávit será de 158.000 millones de dólares, un 44% menos de los 281.000 millones calculados hasta ahora. Pero esa es una cifra teórica. Si se deja al margen el superávit de la Seguridad Social, que republicanos y demócratas acordaron no utilizar, el excedente se queda en sólo mil millones de dólares, unos 360.000 millones de pesetas.

La Casa Blanca mantiene, sin embargo, el optimismo, y asegura que en 2002 volverá a dispararse el superávit, hasta alcanzar los 173.000 millones. Los técnicos de Bush basan sus estimaciones en una previsión de crecimiento económico del 1,7% para 2001 y del 3,2% en 2002, muy por encima de lo que esperan los economistas privados. En cuanto a la inflación, las previsiones oficiales apuntan un 3,3% este año y un 3,2% el próximo.

'La mayoría de los analistas, incluidos los de la administración, pronostican un pronto retorno a un crecimiento sólido y sostenible', afirmó la Casa Blanca en un comunicado. En realidad, la mayoría de los analistas y la propia Reserva Federal admiten que la evolución económica es imprevisible y que los últimos datos inducen más bien al pesimismo.

La Oficina de Presupuestos del Congreso publicará la semana próxima sus propios cálculos, y se da por seguro que serán mucho menos alegres que los anunciados por la presidencia. La oposición demócrata, que domina el Senado, ya ha acusado a Bush de 'irresponsabilidad' por devolver dinero a los contribuyentes antes de haberlo recibido (el Departamento del Tesoro ha tenido que lanzar una emisión de deuda pública para respaldar los cheques) y quiere que el 'escudo antimisiles' que tanto desea el presidente sea la primera víctima de las previsibles estrecheces presupuestarias.

Pero la administración Bush insiste en su optimismo y señala que 'incluso con la ralentización de la economía y las reducciones de impuestos, continuaremos registrando enormes excedentes y utilizando recetas para disminuir progresivamente la deuda del país', dice la Casa Blanca en el informe difundido ayer junto con las grandes cifras económicas para 2002.

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