Llamadme 'Penti'
No busquen al Penti en los ránkings mundiales. Busquen a Antonio Jiménez y le encontrarán en los primeros puestos del año, con una marca de 8.11. 52 minutos. "Nadie me llama Antonio, ni Jiménez. Yo soy Penti , así me conoce todo el mundo". Penti viene de Pentinel, su apellido materno, su nombre de guerra en las pistas, el nombre de un atleta sevillano de 23 años que ha entrado como un ciclón entres los mejores del 3.000 obstáculos. Hace dos años vio los Mundiales desde la grada. Soñaba con disputar una competición grande, pero la distancia entre sus registros y los sueños era enorme. Corría la prueba en 8,37 minutos. El año pasado mejoró 17 segundos su marca. En mayo disputó la reunión de Sevilla con la idea de terminar en 8,20 minutos. El caso es que se animó -hizo una marca de 8,11 minutos- y se lanzó a una última vuelta espectacular, adelantado a gente de primer nivel, con la osadía que le caracteriza. Así es Penti, un tipo extrovertido, sonriente, lleno de frescura. Y un competidor muy duro. Dicen que tiene instinto asesino en la pista y que utiliza los codos como nadie. Para empezar, confiesa que no tiene ídolos: "No los tengo porque yo quiero ganar a todo el mundo, así que nada de ídolos".
Penti comenzó muy joven en el atletismo. "De niño me gustaba el cross. Por aquella época aprendí a saltar vallas. Me entrenaba con un grupo de chicas, casi todas vallistas, y no me quedó más remedio que aprender". Poco después entró en contacto con Joaquín Muñoz, su entrenador. De físico espigado y ligero -1,78 y 60 kilos de peso-, Penti exploró el medio fondo. Ahora se ha apasionado con los obstáculos -"si me va bien, de aquí no me mueve nadie"-, donde aprovecha la ligereza de su estilo y un final demoledor, el plus que puede hacerle triunfar. Hincha del Madrid en una familia dividida entre sevillistas y béticos, lo que más detesta es entrenarse sólo. "El problema es que a muchos de mis compañeros no les gusta entrenarse pronto, y no veas como pega el lorenzo a mediodía en Sevilla".
En Edmonton decía que sólo quería aprender. Pero enfatizaba tanto esa vertiente que resultaba evidente su voluntad de dar alguna sorpresa. "Está como un tiro y no tiene miedo a nadie", comentó ayer Eliseo Martín. Debe ser cierto. Pese a una tos persistente, Penti dejó claro que es un desinhibido, el típico atleta que reproduce en la pista su carácter fuera de ella. Con el valor añadido de una intensidad competitiva que pretende ocultar detrás de una sonrisa perenne.
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