Pestano, seguro de girar fuerte entre las figuras del disco
John Godina, el implacable norteamericano que hizo trizas los sueños de Manolo Martínez con el peso, dice que su único objetivo es pasar a la historia: 'Si también consigo el oro con el disco, haré algo irrepetible en 100 años'. O sea, cuidado con Godina. Lars Riedel, el alemán eterno, sueña con pasar a la historia: ganar su quinto Mundial tras los de Tokio 91, Stuttgart 93, Gotemburgo 95 y Atenas 97 y el oro en Atlanta 96, el bronce en Sevilla 99 y la plata en Sydney 2000. Virgilius Alekna, el gigante lituano, el hombre más regular sobre los 70 metros, desea reeditar su oro de Sydney.Nada de ello impresiona a Mario Pestano.
El canario, de 23 años, es el hombre milagro del atletismo español en 2001. Entrenado en el frío León por Carlos Burón, el constructor de Martínez, Pestano ha dado un salto de calidad excepcional. Terminó 2000 con 61,63 metros, un registro de andar por casa. Pero en un verano único ha alcanzado los 67,92. Una de las mejores marcas mundiales del año. Palabras mayores.
Y desde esa marca, y la tranquilidad que le da su juventud, Pestano llega a Edmonton y no dice: 'Vengo a ganar' o 'quiero una chapa'. Sencillamente, anuncia que su objetivo es entrar en la final. Pasar la primera criba, la que deja en 12 los atletas que se jugarán las medallas, y la segunda, la que los reduce a ocho.
Nada más. O eso parece. Porque, cuando habla sin micrófonos o bolígrafos delante, Pestano, estilizados 120 kilos embutidos en 195 centímetros, habla también con el inconsciente. Y, desde su atrevimiento, cuenta cómo no se corta o cómo estuvo punto de cazar a Riedel en la Copa del Mundo. Y del estado mental en el que entra; del estado en el que, guiado por las sensaciones, se cree capaz de ganar a todos. O dicho en su lenguaje: 'Vi tirar a Riedel y, sin saber qué marca había hecho, estaba tan bien que me sentía capaz de superarle'.
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