Ervin rompe la cadena de oro de Thorpe
El australiano sólo fue cuarto en los 100 libres, pero luego ganó, en 4x200, su quinta medalla
Ervin, primero; Van den Hoogenband, segundo; Frolander, tercero, y... Thorpe, cuarto. Un resultado, el de los 100 metros libres del Mundial de Fukuoka (Japón), que tuvo en suspense a los espectadores casi tres minutos. No porque el supertorpedo australiano hubiera quedado fuera del podio, sino porque el marcador señalaba a Van den Hoogenband como ganador y el nombre de Ervin ni siquiera aparecía. Por fin, 180 segundos después de concluida la prueba, Anthony Ervin, un californiano de 20 años de tez oscura y nariz achatada, que luce un aro en cada una de sus orejas, fue proclamado vencedor, campeón mundial de los 100 libres con una marca de 48,33 segundos.
Era el segundo triunfo de Ervin en Fukuoka. Ya ganó los 50 metros libres el lunes pasado. El mayor logro conseguido por un nadador negro en la historia del deporte acuático. Un nadador negro que, sin embargo, tiene la apariencia de un nadador blanco. El padre de Ervin, Jack, es negro; su madre, Sherry, blanca. 'No pienso en mí como representante de una raza. Yo quiero ser un modelo para los blancos, los negros y los marrones', dice Ervin, evitando la responsabilidad de abanderar a la minoría afroamericana. Un Ervin que ya guardaba en su cofre de recuerdos una medalla de oro olímpica, compartida con Gary Hall, en los 50 metros libres de Sydney, en 2000.
'Veía posible ganar una medalla e imponerme a Thorpe, pero nunca pensé que pudiera ganar a Van den Hoogenband', explicó el joven Ervin al abandonar sonriente la piscina. Veía posible batir a Thorpe, que, sin embargo, consiguió ayer su quinta medalla de oro y su cuarto récord del mundo en lo que se lleva disputado de campeonato. Ya tenía oros en 200, 400, 800 y 4x100, y, tras su batacazo frente a Ervin y compañía, se apuntó a otro éxito colectivo de Australia: el relevo 4x200. El equipo de Thorpe, formado además por Kirby, Hackett y Klim, pulverizó la marca mundial de la especialidad -establecida por Australia en los pasados Juegos de Sydney- y la fijó en siete minutos 4,66 segundos. Thorpe nadó el último relevo y fue decisivo para lograr la marca, sobre todo por sus explosivos 50 metros finales.
No fue el único récord de la jornada. Otro australiano, Geoff Huegill, se apuntó en la segunda semifinal clasificatoria el de 50 metros mariposa, que él mismo ya poseía, al nadar la distancia en 23,44 segundos. Más récords en mariposa. El de Europa, batido por el británico Mark Foster (23,66 segundos), y el de España, pero éste en categoría femenina. Mireia García, en las semifinales de los 100 metros mariposa, consiguió un crono de un minuto 0,46 segundos, batiendo así el que conservaba desde abril de 2000 la nadadora malagueña María Peláez, con una marca de un minuto 0,54 segundos.
Lo más destacado de la natación española fue la presencia de Nina Jivanevskaya en la final de 100 metros espalda. A Jivanevskaya le valió el tercer mejor tiempo en las semifinales para ser una de las ocho nadadoras que se disputen hoy las medallas.
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