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FERIA DE SANTANDER

Un presidente culpable

El defensor de la función taurina y de los derechos del aficionado, el presidente del festejo, tuvo una actuación indigna de su responsabilidad, al permitir permanecer en el ruedo dos toros moribundos y dos inválidos del saldo ganadero del Puerto de San Lorenzo. Todo ante las protestas de los aficionados y la incredulidad del resto. Ésta es una de las consecuencias de la no huelga. Los ganaderos consiguen su subvención por el valor de la carne más gastos de envío. En realidad, lo que se perseguía era la destrucción de la carne. Incinerado el cuerpo del delito mueren las pruebas y con ellos se queman los derechos del aficionado y el prestigio de la fiesta.

Jesús Janeiro regresaba después de su ausencia voluntaria con la etiqueta de torero serio. Cierto, está más serio el maestro, ni sonríe ni gesticula tanto como antaño. Claro que la situación no estaba para risas. Quedó inédito.

El Cordobés, en su segundo, único en el que se le puede enjuiciar, desplegó su toreo bullidos, movido, danzante, en el que no hay sitio, distancia, acoplamiento y temple, llenando toda su actuación de enganchones, recurriendo a diferentes ajustes comicotécnicos que pasan por intercarlar molinetes, pases por alto, trapazos quitamoscas, espantadas a modo de desplante, todo a veces de pie, otras de rodillas. Pero con lo que realmente triunfa es con la izquierda, que usa para jalear al público entusiasta, que no se emociona pero se ríe, amén de dirigir la banda y otras ocurrencias, dejando para el final el arma definitiva, el salto de la rana. Con esto el personal idealista se ríe mucho más. Medía estocada a la carrera hizo que sus partidarios solicitaran la oreja. La patética actuación de los mulilleros retrasando la salida y después sumando fallos de enganche calentó a la aburrida concurrencia, con lo que el ínclito presidente terminó concediendo el trofeo. Ante las protestas de los aficionados, El Cordobés devolvió la oreja de libre indirecto ejecutado con la pierna derecha.

Javier Castaño demostró estar verde y poseer pocos recursos. En su primero, un animal moribundo, recurrió al arrimón. Y en el sexto, que presentó algunos problemas, estuvo por debajo del toro. La espada fue su calvario.

Puerto / Jesulín, Cordobés, Castaño

Toros de Puerto de San Lorenzo, 1º y 2º moribundos, 3º y 4º inválidos, 5º y 6º justos de fuera y mansos. Todos sospechosos de pitones. Jesulín de Ubrique: estocada trasera y dos descabellos(silencio); media caída (silencio). El Cordobés: dos pinchazos y estocada (silencio); media (oreja con protestas). Javier Castaño: pinchazo, marronazo, dos pinchazos y sablazo trasero (silencio); dos pinchazos y estocada (palmas). Plaza de Santander, 21 de julio. 1ª corrida de feria. Lleno.

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