Samaranch
Ha sido una verdadera lástima desaprovechar la ocasión de agradecer pública y permanentemente a Juan Antonio Samaranch la concesión de los Juegos Olímpicos de 1992 a la ciudad de Barcelona. Precisamente el pasado 16 de julio abandonó la presidencia del Comité Olímpico Internacional, cargo que ocupó 21 años.
No creo que Lluís Companys se destacara por su afición deportiva en beneficio de Barcelona y Cataluña, más bien merecía un reconocimiento en forma de escultura o dando nombre a una avenida o calle. Jamás poner su nombre al estadio de Montjuïc, que fue el escenario de uno de los mejores juegos universales del mundo. Lo lamento por nuestro Juan Antonio Samaranch y por los ciudadanos de Cataluña. Una vez más hemos perdido la oportunidad de ser realmente agradecidos. Rectificar es de sabios.
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