Otra vez será
Una madre cuarentona agitaba las manos en el aire cuando sonaba Bon dia. Miraba a su hijo, de unos siete años, y con esa mirada le enseñaba cómo había de expresar alegría en un concierto de rock. Le estaba mostrando pautas de comportamiento. Como una mamá pingüino. Cerca había un chico moreno con una camiseta negra en la que ponía 'toro'. Se movía igual que un pingüino buscando una hembra a la que hacer mamá. Entonces sonaba por vez segunda Estúpidamet feliç. Estaban juntos y a la vez muy lejos. En cierto sentido mamá y toro sólo tenían en común que los de Constantí tocaban canciones que para ellos tenían algún sentido. Además había niñas, despistados, maduretes con pareja y sin ella, papás, jovencitos, treintañeros, mamás solas y papás buscando bocadillos para el vástago. Tocaban Els Pets. Bonito ambiente para verlos.
Els Pets
Poble Espanyol, Barcelona, 29 de junio.
Hacía tiempo que no tocaban Els Pets en verano en Barcelona. La última vez fue hace cinco años y el público aún no les había crecido. La verdad es que tuvieron más público entonces, incluso se podría decir que aquél fue un concierto más redondo que este que veía la mamá que enseñaba a comportarse a su hijo de siete años. Entre otras cosas porque el sonido fue bastante cuestionable por su volumen, innecesariamente alto, y su tono metálico de chicharra sin graves.
Contra la delegada
A Lluís apenas se le entendía cuando cantaba, y sólo cuando se cargó a la delegada del Gobierno por lo de las manis llegó nítida su voz al regocijado público. También cuando llamó 'facha' a Aznar, pero cuando cantaba Està plovent, Aquest cony de temps y Passarà el temps había que hacer esfuerzos para entenderle. Además había un guirigay de guitarras cuyo sentido apenas alcanzaba a entenderse, ya que parecían decir que aquello iba de rockero, un registro nada natural en los de Constantí. Encima había unos arreglos de teclado muy poco imaginativos que nada hacían por las canciones.
En fin, que no fue la noche de Els Pets, cuyas canciones estuvieron muy por encima de cómo fueron tocadas en directo. Quizá es que la nueva banda aún no se ha ajustado, quizá es que simplemente fue una mala noche, o quizá es que el perfil guitarrero de esta gira no es el más idóneo, pero lo que parecieron Els Pets en el Poble Espanyol no hizo justicia a lo que son en realidad, una banda de pop con buenas canciones, como Dissabte, Del balcó de casa, Estúpidament feliç, Noia de vidre, Et miro i dorms y Gent gran. Jamás antes habían tenido tal colección de temas para fardar sobre escena y jamás antes habían dado en Barcelona un concierto tan irregular como ese en el que mezclaron a varias generaciones demostrando que ya son un grupo inevitable. Otra vez será.
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