Triunfo pleno de 'Oedipus Rex', de Stravinski
El gran anillo de Carlos V ha sido testigo de una de las más significativas jornadas del Festival Internacional durante los ocho años del periodo Aracil: el excelente montaje de Oedipus Rex, ópera-oratorio de Jean Cocteau y Stravinski.
Por encima de los méritos y atractivos del trabajo de Frederic Amat, Josep Pons y sus colaboradores, adivino en la reaparición granadina de Edipo una misión inmediata para la nueva generación de directores creativos: la recuperación de Ígor Stravinski y la instalación de su obra en el lugar señero que corresponde a un genio musical tan inconmensurable como consciente.
Conocida, aunque no frecuentada, en versión de concierto, la ópera-oratorio sobre uno de los grandes mitos que cruzan la historia de la música representada desde 500 años antes de Cristo hasta Stravinski, Enesco o Josep Soler, Frederic Amat y su equipo valenciano y granadino han dado con una solución que proyecta sobre la piedra y las grandes columnas carolingias el movimiento acordado con la partitura; la invención musical se explica con especial e impactante potencia sin acudir a mayores complejidades que las desplegadas por el compositor en su personal lenguaje sintético y simbólico sobre el que, cuando conviene, se alza una cantabilidad del mejor cuño operístico medida desde las más profundas y trascendentes significaciones antes que desde la exhibición virtuosística para mantener vivo lo que fue razón y origen de la ópera in música de Italia: el canto de las pasiones y afectos culminado por Claudio Monteverdi.
Como escribe Rafael Argullol, este Edipo de Sófocles 'nos es estrictamente contemporáneo, es nuestro tanto como era de aquel público del siglo V antes de Cristo'. También la síntesis de Cocteau, Stravinski, los traductores Danielou, Molina Foix y Luque Moreno. Y así ha cobrado nueva vida en el espacio escénico de Mariona Omedos, el vestuario de Antonio Miró, el movimiento coral de Cesc Gelabert, la iluminación de Albert Faura y la plural inventiva de Amat junto con Josep Pons, en una realización que hace vida de la historia, lirismo de la geometría y palpitación del monumento pétreo. En unidad de criterios que se hizo unidad de estilo se comportaron cuantos intervinieron en el reparto: el inteligente narrador José Luis Gómez, los tenores Vsevolod Grivnovy Francisco Vas (Edipo y Pastor), la soprano Cecilia Díez, potente Yocasta, el barítono Enrique Baquerizo (Creonte y Mensajero) y el bajo Miguel Ángel Zapater (Tiresias), así como el coro de la Generalitat Valenciana que dirige Francesc Perales y la Orquesta de la Ciudad de Granada con Pons como batuta entregada, detallista y acusadamente dramática. El público que abarrotó el Carlos V aplaudió muy largamente.
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