'Déjà lu'
No nos leemos. Ramón de España no lee más de dos párrafos de Culla. Mis amigos y yo no leemos, por ya leídos, más de dos párrafos de Félix de Azúa o Francesc de Carreras, y no digamos de los artículos sinónimos (octavillas, casi) sobre el País Vasco con que EL PAÍS ocupaba sus buenas cinco páginas en la sección España durante año y medio. A Culla le leo cuando los anacionalistas pierden unas elecciones, como cuando compro prensa deportiva después de que el Barça gane la Liga; Pilar lo intenta, pero mucho abarca.
¿Tiene sentido por tanto proseguir esta pugna, incluso en el espacio destinado a las carta de los lectores (Félix de Azúa versus Joan B. Culla)? La edición de Cataluña de EL PAÍS acoge entretenidas crónicas e interesantes puntos de vista sobre asuntos cotidianos, pero las opiniones políticas están instaladas en dos tiovivos, con apariencia de movimiento.
Pido la intervención del director: por ejemplo, siguiendo la estela de una sección del propio diario en la que dos articulistas, de signo contrario, sean invitados a opinar en la misma página sobre un asunto de actualidad política o genérico.
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