Las víctimas de la Nacional-II
Una treintena de personas han fallecido en accidente en los 30 kilómetros que separan Santa Maria del Camí y Cervera
'La N-II es una bomba nacional para todos los que nos ha tocado sufrirla'. 'La carretera actual no es sólo una nacional de vergüenza, sino también una vergüenza nacional'. 'Te da rabia pensar que la muerte se podía haber evitado y, más aún, sentirte impotente para poder arreglarlo'. Son algunas de las voces de familiares de víctimas de la N-II, una carretera con características de autovía y con una solución pendiente en un tramo de 30 kilómetros: los que separan Santa Maria del Camí (Anoia) de Cervera (Segarra). En el año 2000, este tramo se cobró casi 30 muertes. Entre Santa Maria del Camí e Igualada ya se han iniciado las obras, que podrían estar finalizadas en octubre. El resto, el que pasa por La Panadella, sigue acumulando retrasos y accidentes.
El último accidente mortal ocurrió el pasado lunes en Jorba (Anoia) y costó la vida a un camionero de Igualada. En este mismo punto, un tramo de doble curva, fallecieron cuatro personas el 15 de julio del pasado año. Fue la colisión más violenta y dramática, pero también sirvió de detonante para movilizar a la ciudadanía para pedir una carretera más segura. 'Estamos hartos de ver cómo mueren familiares, amigos o vecinos; caen como moscas', afirma el abogado Eduard Salat, que lleva la reclamación contra el Estado -titular de la carretera-, la primera que se trata por la vía penal. No es casualidad que en este tramo se concentre la mayoría de accidentes. Así lo creen los 15 familiares de víctimas de la N-II que han apoyado la denuncia judicial contra el ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos.
Adrià Guixà, un empresario de Linyola (Segarra), perdió a su hija, una estudiante de biología de 25 años que regresaba de Bellaterra a su domicilio. Ha pasado poco más de un año y no encuentra palabras para expresar su enojo. 'El sentimiento va cambiando, pero la rabia es la misma'. 'Sin retrasos en la obra, que hace casi 10 años que debería estar acabada, ahora tendría a mi hija', asegura Guixà.
Los familiares de las víctimas no entienden cómo se pueden anunciar más retrasos en las obras de la N-II cuando está en juego la vida de los conductores. El alcalde de Jorba, Marià Casellas, lamenta que en 12 meses, seis personas de su localidad se dejaron la vida en la carretera, el 1% de sus 600 habitantes. A este grupo pertenece el suegro de Teresa García, un hombre de 73 años que murió atropellado en Jorba cuando cruzaba la carretera para ir al café con unos amigos. La víctima tenía problemas de movilidad a causa de una lesión en una cadera. 'Él no usaba el paso subterráneo porque le era demasiado costoso bajar y subir las escaleras', recuerda Teresa García, quien se pregunta 'cuántas muertes se necesitan para evitar más víctimas'.
Ministro de Fomento
Jesús Moreno, hermano de Virgilio y Oliver, que perdieron la vida en el accidente de las cuatro víctimas mortales, no puede creer que alguien justifique las muertes en este tramo de carretera por excesos de velocidad o por los efectos del alcohol. Se siente desesperado no sólo por el recuerdo de seres queridos, sino porque 'sigue habiendo accidentes a diario' en este fatídico kilómetro 549 de la N-II. Él, como antes su hermano, trabaja precisamente en la construcción de los nuevos kilómetros de autovía, y asegura que los problemas están en el trazado, en las curvas y contracurvas, en los cambios de rasante mal señalizados y en los tramos de tres carriles donde pueden coincidir dos vehículos en el carril central. Para los denunciantes, si la causa de los accidentes son el estado del firme, los déficit de trazado y la mala señalización, el único responsable de la situación es el actual ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos.
Los familiares de las víctimas tienen interpuesta una denuncia por un supuesto delito de faltas contra el ministro. La Audiencia Provincial de Barcelona ya la ha admitido a trámite. Los familiares no esperan una indemnización millonaria, sino el reconocimiento de la responsabilidad por parte del Estado. 'Mi hermano y mi sobrino', explica Jesús Moreno, 'no son los culpables de sus muertes por circular en una carretera en mal estado'.
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