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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Sin ganas

Suelo acudir a los festejos del Dos de Mayo en la Puerta del Sol de Madrid. No me interesa ni la pasada de los políticos por el libro solidario ni sus declaraciones institucionales. Me gusta recorrer la plaza y buscar. Escudriñar a la gente, espiar a los periodistas cuando no están en antena y a los policías cuando bajan la guardia. Me pirro por un grupo de turistas calle de Preciados abajo. Nada comparable a un borracho tarareando el himno nacional frente a la tribuna. Si acaso, una señora mayor dando vivas a la Guardia Civil a grito pelado.

Intento comprender qué sentido tiene esta celebración para los allí presentes. Les miro, les escucho, les hago fotos y, por más que lo intento, no veo en sus ojos ni pasión ni sentimiento. Ni el más mínimo atisbo de odio hacia 'el ejército invasor' que dice el locutor. Ni siquiera creo que lo haya en estos militares tan profesionalizados. El desfile, la ofrenda y el vino español para esa selección de fuerzas vivas de Madrid forman parte del programa oficial. No interesa. Algo hay que hacer este día. Los invitados acuden porque están invitados. Los soldaditos se ponen firmes porque se lo han ordenado. Los políticos figuran y representan porque es su obligación. Y los empleados de la limpieza, pobres, recogen los excrementos de los caballos de la Policía Municipal nada más caer al suelo porque les pagan por ello. ¿Quién piensa en los mártires del Dos de Mayo y en los mamelucos? ¿Quién diablos se acuerda de Andrés Torrejón, alcalde de Móstoles?

Me parapeto tras una valla. Hay mucha más gente al otro lado. Tan sólo una bandera de la Comunidad en toda la plaza. La portan unos jóvenes con una pancarta en la que piden la Ley de Capitalidad. Unos cuantos trabajadores de Telemadrid reclaman tímidamente sus derechos laborales. Los niños se quejan a sus padres de lo ful del espectáculo. La gente se va como ha venido: sin ganas. Ahora entiendo por qué a los madrileños les suena tan mal la palabra nacionalismo.-

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