Owen premia la cicatería
Un Liverpool muy defensivo gana al final al Arsenal con dos goles de su estrella
Una conspiración entre todos los astros de la fortuna y la genialidad de un pistolero con cara de angelito llamado Michael Owen rescataron ayer al Liverpool de su cicatera mediocridad y le auparon al sexto título de Copa de su historia. El Arsenal fue superior en todo, tuvo más actitud, acarició mejor la pelota y fabricó media docena de bellísimas jugadas que se evaporaron por la falta de instinto asesino de sus delanteros. Cómo explicar si no que cuatro ataques del Arsenal, una vez superado el meta rival, fueran barridos sobre la línea de gol por los defensas reds. El primero, tras una gran jugada de Henry, lo desvió Henchoz con la mano y en los otros tres Hypia tiró de escoba. El Liverpool juega tan encogido que sus centrales no tienen problemas en vigilar la espalda de su portero.
ARSENAL 1|LIVERPOOL 2
Arsenal: Seaman; Dixon (Bergkamp, m.89), Keown, Adams, Cole; Ljungberg (Kanu, m.84), Grimandi, Vieira, Pires; Henry y Wiltord (Parlour, m.75). Liverpool: Westerveld; Babbel, Henchoz, Hypia, Carragher; Murphy (Berger, m.75), Gerrard, Hamann (McCallister, m.60), Smicer (Fowler, m.75); Owen y Heskey. Árbitro: Steve Dunn. Amonestó a Hamann y Ljunberg. Goles: 0-1. M. 72. Ljungberg se cuela entre los centrales, regatea a Westerveld y marca. 1-1. M. 83. Owen, con un gran derechazo. 1-2. M.88. Owen supera en velocidad a Dixon y bate a Seaman. 72.500 espectadores en el estadio del Milenio de Cardiff.
Eso sí, sus cuatro defensas, dos de ellos maquillados como laterales, enloquecen cada vez que un enemigo tira una diagonal o algún rival clarividente, caso de Pires, les busca el cogote.
Como ya es costumbre en la travesía de Houllier en Anfield, los reds no tienen pudor alguno en taparse hasta las cejas. Es el modelo francés, pero rebajado de talento. Los laterales apenas superan el medio campo y los interiores siempre les escoltan en defensa. Es un equipo perfilado para vigilar al contrario y con la pelota desafina, salvo que algún zurriagazo acabe en los pies de Owen, una flecha con todo el instinto de pegador que le faltó al Arsenal, como revelan sus siete goles en una semana -tres el pasado sábado al Newcastle, dos el martes al Chelsea y dos ayer-. Con esa única carta en la manga, el Liverpool ganó en los últimos siete minutos la primera final fuera de Wembley en 72 años. Tras tiempos de sequía, en Anfield quitan polvo a las vitrinas, pero ya no hay lírica ninguna.
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