Diario
Me encontraba en el interior de una pajarería, donde un loro me había confesado que era la reencarnación de mi padre, cuando el sueño fue bruscamente interrumpido por un spot de El Corte Inglés. Anunciaba la puesta en marcha de una división onírica en la que, si no te gustaban los sueños, te devolvían el dinero. El catálogo incluía pesadillas para gente rara. Jamás había soñado con publicidad, así que durante el desayuno pregunté a mi marido y a mi hijo si les había sucedido lo mismo, pero intercambiaron una mirada de paciencia y siguieron comiéndose los cereales. Cuando salieron de casa, volví a la cama y al poco aparecí de nuevo en la pajarería. Un mono araña me dijo que no hiciese caso al loro. 'Le hace creer a todo el mundo que es la reencarnación de su padre, pero tu verdadero padre soy yo, hija'. Me emocionó su expresión, pero antes de que me diera tiempo a responder apareció otro bloque de publicidad, esta vez de Carrefour. 'No se pregunte si hay vida más allá', decía, 'pregúntese si hay grandes superficies'. Las imágenes mostraban a miles de ancianos haciendo cola en la caja de un supermercado con su alma en el carrito.
Me desperté inquieta por estas intromisiones comerciales de las que me olvidé mientras hacía la casa. Pero a partir de esa noche los bloques de publicidad empezaron a ocupar más tiempo que el sueño. Apenas cerraba los ojos, se ponían en marcha los anuncios, por lo que empecé a coger aversión a la cama. Además, siempre que estaba a punto de regresar a la pajarería para averiguar en qué clase de bicho se había reencarnado mi padre aparecía un anuncio.
'Eso es porque estás muy enganchada a La 1ª', me comentó una amiga. 'Acostúmbrate a los canales de pago y soñarás sin interrupciones comerciales'. Me aboné a un canal de pago y al poco, en efecto, desapareció la publicidad. Averigüé entonces que mi padre se había reencarnado en un insecto palo y se lo comenté a mi psicoanalista, que se empeñó en descifrar su significado. Le dije que se trataba de un sueño de pago y que venía descodificado ya, pero me miró con expresión de lástima, como si el tratamiento no me sirviera de nada, y me dio hora para el lunes. No sé si volver.
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