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Una intervención artística en la Fundación Tàpies propone el trueque de alimentos por objetos cotidianos

El papel del artista está suplantando al de los antiguos activistas políticos y sindicales. Un caso de ello se da en la Fundación Tàpies, que se ha planteado dar voz a los sufridos ciudadanos que sufren la cotidiana lucha por la cesta de la compra. Este gesto, aunque cargado de contenido metafórico, tiene contenido real. Todo aquel que lo desee podrá cambiar desde hoy cualquier objeto por frutas o verduras del huerto instalado en la terraza de la Tàpies. La iniciativa Insideout: jardín del cambalache es obra del artista Federico Guzmán, y su comisaria es la activista artística Rosa Pera; forma parte de las actividades de la trienal Barcelona Art Report 2001, todavía no inaugurada oficialmente.

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Un huerto en la Fundación Tàpies

Unas hermosas berenjenas lucen su piel brillante en uno de los estantes de la terraza, hasta ahora poco activa, de la Fundación Tàpies. Puede practicarse el trueque, es decir, 'te cambio una berenjena por mi boli', o por una libreta, o por un dibujo que puede hacerse en la propia terraza ya que tiene se ha habilitado espacio para ello. Los objetos que se han utilizado como valor de cambio pasan a configurar el Museo Mutante, una selección del cual ya puede contemplarse en una vitrina.

Este proyecto nació del trabajo realizado por Federico Guzmán en Colombia, donde de 1997 a 1999 estuvo desarrollando algunos de los conceptos que aquí presenta, en proyectos como El museo de la calle, realizado en Bogotá. El proyecto barcelonés también se inspira en Matitas divinas, una intervención realizada con la colaboración del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de Sevilla, cuya comisaria es Esther Regueira. El espacio de Jardín del cambalache es una personalización de las ideas de Guzmán, que suele trabajar siempre en proyectos concretos para cada ciudad. Si en Colombia pensaba en la gran masa de personas que se dedican a reciclar los objetos encontrados en la basura, en Barcelona lo hace pensando en la zona de la ciudad donde se ubica el museo. 'Hemos intentado reproducir el espacio público de convivencia que Cerdà había soñado para los patios interiores de Eixample', explica. El jardín, lleno de plantas de todas clases, está concebido para que sea un lugar de encuentro entre el público.

Pero la primera pregunta que se plantea en este idílico jardín es cómo hablar de trueque si hay que pagar entrada. Núria Enguita, directora de la fundación, explica: 'Es una de las contradicciones del museo. De todos modos, si se paga la visita a la exposición, se entrega un carnet de visita libre al jardín que tiene vigencia hasta la clausura de esta actividad, el 29 de julio'.

Insideout: jardín del cambalache tendrá una prolongación fuera del recinto con la realización de talleres de dibujo para adultos y niños en la Escuela de Artes y Oficios, y también un taller para aprender a transformar los balcones y las terrazas en pequeños huertos. Rosa Pera explica: 'Esta exposición no es convencional porque la auténtica inauguración coincidirá con el día de la clausura ya que sólo entonces se podrá contemplar el trabajo de todo el proceso'. El domingo 29 de julio, momento en el que se supone que el jardín habrá alcanzado su máxima exuberancia, se celebrará una fiesta de despedida en el parque de la Ciutadella con intercambios incluidos.

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