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URBANISMO | EL REDACTOR ABOGA POR LUCHAR CONTRA LA FUERZA DEL MERCADO

La nueva ordenación urbana de Alicante prevé suelo para la edificación de 51.000 viviendas

El avance del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Alicante, el documento que con rango de norma planificará el desarrollo de la ciudad para los próximos diez años, prevé una reserva de suelo con un potencial de 51.000 viviendas. Según los redactores del plan, esta reserva es suficiente para evitar 'cualquier retención especulativa de suelo urbano o urbanizable'. 36.000 de esas viviendas corresponden al planeamiento actual aún no ejecutado, y las 15.000 restantes se planifican en áreas que requieren nueva clasificación de suelo. Dicho de otra forma: Alicante recalificará suelo para 15.000 nuevas viviendas en las zonas del Joncaret, Camí de Benimagrell-La Condomina, Lomas del Garbinet y Rabassa.

Del documento, que concreta y entra al detalle de la planificación urbana, barrio por barrio, diseña una nueva trama de grandes viarios y establece las dotaciones y equipamientos de la ciudad, destaca su apartado teórico, muy crítico con el actual desarrollo de la ciudad.

La esencia del plan es un urbanismo social que ha dejado enmudecidos a los grupos de izquierda de la oposición, descolocados ante las propuestas de un urbanismo beligerante contra el mercado inmobiliario lanzadas por el redactor del planeamiento, el catedrático catalán Lluís Cantallops, quien, como declaración de principios, apuesta por cambiar radicalmente el modelo de ciudad. En esa declaración sostiene que el abandono de la ciudad a las fuerzas del mercado y la indeterminación de directrices sobre cómo, cuándo, cuánto y dónde debe expandirse o renovarse la ciudad 'introduce la más absoluta discrecionalidad en el proceso de formación de la misma'.

Otro modelo

Además de abogar por el intervencionismo público en el planeamiento urbano, Cantallops teoriza con ejemplos prácticos sobre la importancia del equilibrio ecológico de la ciudad: mientras la población de Alicante apenas se ha incrementado en los últimos 15 años, la ocupación del territorio ha crecido el 44%, el consumo de agua y energía se ha disparado y se ha extinguido la otrora feraz huerta de Alicante.

'Es este el modelo que necesita rectificación', recalca el urbanista. No se trata, dice, de hacer catastrofismo, ni de soñar con arcadias que no volverán. Pero sí de 'tomar conciencia de la ineficacia que las administraciones y las empresas públicas y privadas han demostrado desde el prisma del equilibrio ecológico'. Y advierte de que 'debemos aprender a hacer las cosas de otra manera, por mucho que poderosas tramas de intereses se opongan sistemáticamente a introducir las modificaciones indispensables en nuestro modelo de sociedad'.

No acaba ahí la censura del urbanista, ni tampoco su oferta de cambio: 'El consumo indiscriminado del suelo para una extensión urbana sin límites no se dejará a las libres fuerzas del mercado, responsables, entre otras acciones, de las urbanizaciones fracasadas que arruinan el paisaje, incrementan los déficits y dificultan y encarecen las prestaciones de servicios como la educación, la sanidad y la asistencia social a los ciudadanos que en ellas residen'. Ante estas premisas, el bloque de izquierdas, en la oposición, que ayer conoció oficialmente el documento, dudaba entre el aplauso o el silencio. Optó por lo segundo.

Sobre el nuevo planeamiento de Alicante planea una premisa a partir de la cual debe girar el desarrollo urbano: el área metropolitana. El redactor propone consolidar la centralidad del conjunto metropolitano con un núcleo central formado por Alicante y Elche. Para ello recupera ideas del fallido triángulo Alicante-Elche-Santa Pola promovido por el gobierno del socialista Joan Lerma, recorvertidas ahora por el PP bajo las siglas Patemae.

Además de legalizar centenares de viviendas consolidadas que se edificaron en suelos no urbanizables, el avance del plan propone la recalificación de 160 hectáreas para uso industrial en el entorno de los polígonos de Las Atalayas y Pla de la Vallonga, y reserva suelo para la construcción de los centros educativos que garanticen la correcta aplicación de la LOGSE.

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