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EDUCACIÓN

La educación femenina, una inversión de futuro

Un informe de la Unesco revela que sólo la formación puede acabar con la discriminación de la mujer en América Latina

En países con una fuerte presencia indígena, que registran a la vez las más altas tasas de analfabetismo, las más afectadas son las niñas y mujeres, condicionadas también por patrones culturales excluyentes que las convierten en las más pobres entre los pobres. No solamente tienen dificultades para acceder a la educación básica, sino que, cuando lohaceb, las desigualdades de género persisten a lo largo del proceso educativo con un resultado siempre desfavorable para la mujer por la deserción y la repetición, a las que se ven obligadas.

Bolivia y Guatemala, con poblaciones mayoritariamente indígenas, son ejemplos de la discriminación de la mujer, cuyos efectos influyen en el desarrollo social y económico de los países. Cerca del 90% de las aymaras, quechuas, guaraní y otras 15 etnias amazónicas de Bolivia no cuenta con escolarización alguna y casi el 50% de la población femenina mayor de 15 años es analfabeta o analfabeta funcional. Al menos, la mitad de las niñas matriculadas abandonan antes de tiempo la escuela. En Guatemala, la escolarización de las niñas indígenas alcanza apenas a los 0,9 años, mientras que, entre los niños, es de 1,8 años. Siete de cada diez mujeres indígenas guatemaltecas no disponen de ninguna escolarización.

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En las zonas rurales de Brasil, se ha constatado una deserción más temprana de las niñas, entre 10 y 14 años, que de los niños de sectores pobres urbanos. Éstos reflejan una mayor tendencia a repetir el curso, alargando el proceso de educación en el ciclo básico.

Aunque Chile, un país urbano, registra las más bajas tasas de analfabetismo absoluto, una investigación citada por Messina muestra que existe un analfabetismo encubierto principalmente entre las mujeres de las comunas indígenas y más pobres de los mapuches, con tasas que llegan al 25%.

En otros países latinoamericanos, las discriminaciones de género en la etapa de acceso a la educación se perciben muy poco, pero la desigualdad se deja ver en las cifras de transición de la educación primaria a la secundaria, que se vinculan al nivel socio económico y a la localización urbana o rural. Países como Argentina, Colombia y Chile registran altos porcentajes de estudiantes que no acceden a la educación media por la discriminación de clase social.

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Pero no solamente la clase social es uno de los elementos que causan una mayor discriminación de género, sino también los estereotipos sexistas vigentes. Una estudiante embarazada está generalmente condenada a la expulsión del centro educativo o a otras formas de sanción, que terminan siempre con el abandono de los estudios. Según cifras de la Unesco, algo más de 76 millones de mujeres jóvenes y adultas son analfabetas o tienen una educación primaria incompleta, lo que las priva de competencias suficientes para participar en la vida laboral y social. La educación superior y la participación de mujeres profesionales en la vida económica y política es muy limitada, como secuela de la discriminación de género.

Naciones Unidas ha advertido de que la meta de Educación para Todos en una década no se logrará si persiste la discriminación y la desigualdad de género en el sistema educativo y sus expertos han elaborado propuestas de planes y estrategias para que los países puedan incorporarlos al proceso de reforma educativa vigente. Cada país podrá definir las metas y los plazos para eliminar la discriminación de género en el sistema educacional como un objetivo prioritario. Estas propuestas señalan la importancia de aumentar sustancialmente el número de niñas matriculadas en la educación básica, de facilitar la conclusión del ciclo primario y de asegurar la transición del ciclo básico al secundario. Para las mujeres mayores de 15 años, se plantea la adquisición de herramientas y contenidos básicos de aprendizaje que el ser humano necesita para desarrollar sus capacidades, trabajar y vivir con dignidad y garantizar la mejora de la calidad de vida mediante el aprendizaje permanente. En ese contexto, se propone dar mayor impulso a las asociaciones que estimulen el conocimiento de nuevas destrezas y nuevas comptencias, pero además que las mujeres puedan tomar conciencia del papel fundamental que desempeñan en el crecimiento económico y social de sus respectivos grupos sociales.

Las últimas conferencias mundiales sobre la mujer han subrayado los innumerables beneficios que se derivan de una educación de calidad para las niñas y de las iniciativas para una segunda oportunidad para adolescentes, mujeres jóvenes y mayores. De acuerdo con los documentos de consulta preparados por los expertos de la Unesco, los beneficios de una educación de calidad se reflejan en "matrimonios a una edad mayor y una reducida tasa de fertilidad, una reducida tasa de mortandad materna e infantil, un menor índice de muertes por alumbramiento". Asimismo, estimula la formación de familias consolidadas.

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