Ciudadanos e instituciones condenan el último atentado terrorista y reclaman el fin de la violencia

Ciudadanos e instituciones condenaron ayer en numerosas ciudades valencianas el atentado terrorista cometido por ETA el pasado domingo en Zaragoza y reclamaron el fin de la violencia. En Valencia se realizaron concentraciones frente al Palau de la Generalitat, las Cortes Valencianas, Ayuntamiento y Diputación, en las que los principales dirigentes políticos hicieron un llamamiento a la calma y pidieron a los ciudadanos vascos que den la respuesta en las urnas el próximo domingo. El Ayuntamiento de Valencia realizó un pleno extraordinario para condenar el brutal atentado que causó la muerte del presidente regional del PP en Aragón, Manuel Giménez Abad. Frente a la casa consistorial se concentraron a las 20 horas los ciudadanos convocados por el Movimiento contra la Intolerancia y otras asociaciones que reclaman el fin de la violencia. Los manifestantes llevaban retratos de la última víctima de ETA con la frase '¿Seré yo el próximo?'.

En Alicante, Ayuntamiento, Diputación y Sindicatura de Greuges fueron algunas de las instituciones frente a las que se realizaron concentraciones silenciosas. El alcalde de Alicante, Luis Díaz Alperi, leyó un manifiesto en el que calificó el asesinato etarra de 'tragedia irreversible para la familia [de la víctima] y la sociedad'.

Centenares de ciudadanos se congregaron también al mediodía frente a las puertas del Ayuntamiento de Castellón para expresar su rechazo a la violencia de los etarras. Tras los cinco minutos de silencio, el teniente de alcalde Alberto Fabra leyó un manifiesto de términos similares al resto de condenas, que se reprodujeron una y otra vez por representantes políticos de todas las formaciones democráticas. El azote terrorista se dejó sentir en esta ocasión con mayor crudeza en las filas del Partido Popular, cuyos principales dirigentes, entre ellos el presidente de la Generalitat y la alcaldesa de Valencia, Eduardo Zaplana y Rita Barberá, respectivamente, se desplazaron a Zaragoza para asistir a los actos fúnebres del político aragonés asesinado.

Las concentraciones silenciosas se realizaron también frente a otras instituciones, como las universidades.